El 'Elefante Rosa' pilotado por Rafael Lesmes, con la colaboración de José Luis Ruano y Tábata Romón, se ha convertido en un icono tras su victoria en la categoría de camiones del Dakar Classic. Pero para Lesmes, el mayor trofeo ha sido poder brindar este título a todas las personas enfermas de cáncer de mama.
Lesmes ya lleva algo menos de dos semanas en su Gran Canaria natal desde que terminara su aventura por la arena del desierto en Arabia Saudí. Pero todavía está surcando el aire, sin llegar a aterrizar en el suelo: "El ganar es una sorpresa para todos, incluido yo mismo, que nunca pensé en aspirar al primer puesto", afirma en una entrevista con EFE.
Pero tiene claro que lo importante no es un trofeo de "metacrilato y cristal", sino que ha podido brindar su carrera a personas enfermas, algunas de ellas terminales, de cáncer de mama: "Mi mayor orgullo es haber llegado y poder decirles que aquí la tienen, que esto es por y para ustedes".
Y es que el Dakar de Lesmes iba con mensajes. En concreto, ha querido transmitir la necesidad de una detección precoz del cáncer de mama para salvar vidas, pero también que es una enfermedad que puede ser diagnosticada a hombres, algo que sigue siendo desconocido.
De ahí el llamativo color rosa de su camión de competición con un pequeño punto azul que reflejaba el porcentaje masculino de la enfermedad. Una "vestimenta" que no ha dejado a nadie indiferente y que ha llamado la atención de todos, ya que el proyecto Dakar por la vida ha recibido mensajes de todo el mundo.
Hasta el punto, asegura, que lo que ha logrado el Dakar por la vida estas semanas en Arabia es más que lo que las asociaciones con las que colaboraba Lesmes han logrado en años.
Esas asociaciones son la Fundación Canaria Carrera por la Vida y la Asociación de Cáncer de Mama Masculino de España (Invi), y pensar en ellas le ha dado el impulso de seguir la competición hasta el final: "Son ejemplos a seguir por cómo se levantan, cómo luchan y cómo han dedicado el tiempo que les queda a concienciar, a visibilizar y a ayudar a otras personas en su misma situación".
"Me pareció coherente coger esta carrera y decir, oye, no solo participamos en la carrera más fuerte del mundo, sino que participamos con una responsabilidad de intentar transmitir todos estos mensajes", comenta para después agregar que la vida, al final, no deja de ser como un Dakar: "Hay que ir día a día, y cada vez que te da un zambombazo, levantarte del suelo, limpiarte el polvo y seguir adelante". Preparación de un camión desconocido.
Para hacer frente a una carrera de la exigencia del Dakar, Lesmes y su equipo tuvieron que llevar a cabo una preparación igual de exigente, así como su camión.
Camión que, para más inri, era un auténtico desconocido para el piloto canario. Y es que no tenía el carné para conducirlo, ni había pilotado nunca uno en condiciones de competición, pero la unión entre cerebro y máquina fue casi instantánea.
Su equipo, TH-Trucks, no estaba del todo convencido con la ocurrencia de Lesmes, que no quería volver a competir en el Dakar con un 'bugui' como hizo el año pasado -en el que tuvo que retirarse muy pronto-, pero llegaron a un acuerdo.
"Corrimos juntos una carrera en España, Alberto (el director del equipo) como piloto y yo como navegante para ver un poco cómo se conduce un camión en competición, y después había un rally en Marruecos, el África Clásica, y allí sí que corría yo y, según me viera, tomábamos la decisión. Y resulta que gané", rememora.
Entonces no hubo dudas, y las pruebas siguen demostrando el vínculo que se creó: "El camión da miedo y que tú puedas asumirlo y gestionarlo es lo más gratificante, pero también es muy complejo porque en cualquier momento puedes volcar. Y no tuvimos inconvenientes... Creo que la marea rosa con el punto azul nos llevó en volandas, creo en el karma y en la gente y en la energía positiva, y yo creo que sí, que nos ayudó".
El día en que se lo empezaron a creer
La primera semana del cuarto Dakar de Lesmes, lo único que tenía en mente el equipo era acabar y no repetir lo sucedido con la expedición en 2023: "Mi obsesión era no romper, no equivocarme, no meter la pata, quería brindar esta carrera a la asociación".
Pero el día de descanso al final de esa primera semana, se percataron que no les había ido tan mal, así que la emoción fue aumentando junto con el buen hacer del equipo.
Pero no se lo empezaron a creer hasta más adelante. "Hubo tres jornadas bastante densas y complicadas de gestionar, días muy largos, con muchísimos cambios de terreno, con muchísimos cambios de velocidad, con mucha navegación y en ellos, a nosotros nos salió todo muy bien", explica.
A partir de ahí, fueron arrancando segundos a quienes tenían por delante en la clasificación hasta que lograron asaltar el liderato de camiones y meterse en el top 10 de la clasificación general del Dakar Classic.
"Íbamos en racha", señala para después añadir que también conllevaba asumir más riesgos que podían acabar con la aventura de manera abrupta nuevamente.
Pero no fue así y terminaron manteniendo el primer puesto hasta el final. Y en esta aventura trianual, todavía queda una última expedición en 2025.
"Cada día es un nuevo día y cada Dakar es un nuevo Dakar. Yo voy con toda la humildad del mundo a hacerlo lo mejor posible y si acaba todo rematadamente mal, pues también lo asumo y me lo como", afirma a este respecto para luego concluir con un mensaje: "Iré muy feliz, obviamente seguiré llevando el camión rosa porque al final ayudar a las personas a mí me hace estar en paz conmigo mismo, me da una razón para navegar cada día en este mundo de locos".
