Después de dos encuentros ante rivales inferiores, tanto por categoría como por lo mostrado en el terreno de juego, al Deportivo le tocaba medirse desde una posición de igualdad al Watford de la Championship inglesa. Incluso desde una comparativa de cierta desventaja, quizá, aunque solo se tratara de la fase de preparación de ambos bandos, ya que el conjunto inglés comienza la competición el próximo fin de semana. Fue precisamente ese rodaje y mayor punto físico la gran diferencia, como señaló el propio Dani Barcia al final del encuentro. Pero el grupo que dirige Antonio Hidalgo ofreció una imagen aceptable y compitió en todo momento, más allá de que se quedara corto en detalles que se deben corregir desde el tiempo de trabajo en la preparación… y también desde el mercado.
Como en las pruebas anteriores, el duelo de Vicarage Road dejó varias conclusiones interesantes. El nivel del rival permite además profundizar en algunas de las lagunas que había mostrado el equipo en el inicio del verano y, al mismo tiempo, confirmar que hay futbolistas que están decididos a dar un paso adelante este curso.
Donde más se evidenció el cambio en la categoría del adversario fue en los intercambios de presión. Al Dépor le costó salir desde atrás con el balón controlado, pero sobre todo tuvo muchos problemas para impedir que el Watford progresase. La intención fue la misma, ir a buscar a su área al equipo inglés, que en la mayoría de ocasiones lograba colarse por la puerta que dejaba abierta Luis Chacón.
Hidalgo puso el día antes todos los focos sobre el de Pontedeume. Una lesión de tobillo le había impedido estrenarse y además del equipaje, el atacante llegó a tierras británicas con una buena mochila de presión encima. Su puesta en escena no fue demasiado buena. Tuvo muchos problemas para adaptarse al 4-4-2 sin balón que pedía el técnico deportivista, en el que Chacón tenía que saltar muy alto en ocasiones, prácticamente hasta la línea de Yeremay y Eddahchouri, los dos jugadores más adelantados. No midió correctamente los tiempos y tampoco estuvo bien acompañado por Sergio Escudero, lo que posibilitó que una y otra vez se abriera la autopista de la banda izquierda del Dépor que el Watford aprovechó para llegar al área en repetidas oportunidades. No le ayudó esto tampoco a estar mejor con la pelota, visiblemente impreciso y falto de ritmo.
Por supuesto, las costuras a la hora de ejecutar el ambicioso plan para robar en campo contrario se vieron a todo lo ancho del terreno de juego. También en un centro del campo en el que Villares no podía llegar a todo y el cuadro de Pezzolano encontraba a menudo al hombre libre en pasillos interiores para poder avanzar.
Decía Hidalgo que cada vez le gustaba menos hablar de una línea de tres centrales. Todavía sin saber muy bien por qué, reniega el entrenador deportivista de la etiqueta, pero la realidad es que la tendencia del equipo es ir hacia esa característica como punto de partida de una estructura asimétrica a medida que el campo avanza. Con Noubi, Samu y Barcia cerrando la cobertura, el comportamiento del equipo fue muy diferente desde lo diferentes que fueron los carrileros. Por la derecha, Luismi Cruz ejerció de lanzador para poner en marcha buena parte de las llegadas blanquiazules al área. El gaditano no es un extremo desequlibrante desde el uno contra uno, al menos no tiene ese recurso como arma principal de su arsenal, pero con su zurda y su entendimiento del juego puede generar ventajas mientras atrae la atención de su par y de otras ayudas del rival. Hubo buena profundidad por ese costado, tanto con Luismi como con un Diego Villares que domina a la perfección el rol de interior que se encarga de estirar al adversario apareciendo entre central y lateral.
En esa especie de 5-3-2, con Charlie Patiño de nuevo como ancla y en el que Yeremay descendía para recibir cerca de los centrocampistas, el debe estuvo en el flanco izquierdo. Sergio Escudero está cada vez más cómodo en posiciones interiores y, al menos en pretemporada, su físico no le está permitiendo llegar al último tercio, por más que con su zurda no sea imprescindible para poner buenos balones al área. Entre el pucelano y los problemas para ubicarse de Luis Chacón, que tiene muchas virtudes, pero desde luego no es un extremo, el equipo blanquiazul jugó durante muchos minutos con una mano atada a la espalda y muchos problemas para girar el juego una vez conseguido el avance por la banda derecha. La izquierda era completamente improductiva.
Parte de esas dificultades que se está encontrando el Deportivo por el flanco zurdo vienen por la nueva posición que Antonio Hidalgo está probando para Yeremay. Evidenciado sobre todo durante la primera parte ante el Compos, el canario está ejerciendo de delantero. Tanto para defender, partiendo a la misma altura que Eddahchouri, como también para atacar. Ante el Watford su zona de influencia estuvo todavía más marcada en pasillos interiores ante la ausencia de Mario Soriano y el ‘10’ contó con libertad absoluta para moverse a lo ancho del verde. Solo en los minutos finales de la primera parte volvió a esa versión más conocida de Yere, intercambiando su papel con Luis Chacón y abriéndose para facilitar la amplitud del equipo.
Es una vuelta de tuerca más en la evolución de Yeremay, al que su tendencia a convertirse cada vez más en un jugador total lo puede llevar a otro nivel, aunque necesite pulir aspectos que todavía provocan errores en esta fase inicial. Moverse por esas zonas implica mayor responsabilidad y asumir menos riesgos, como en el robo que provocó el gol del Watford. Además, actuar en una posición centrada le exigirá mantener su acierto de cara a la meta rival y sostener los sobresalientes números de la temporada pasada. En Vicarage Road tuvo un mano a mano. No lo resolvió.
Había empezado bien la pretemporada de Eddahchouri, al que sus dos goles al Compos y el tercero en O Couto debían servirle para coger confianza mientras desde la dirección deportiva y el banquillo aseguran que el Deportivo busca un nueve. Que lo sigan buscando. Ante el primer rival de nivel, Zaka mostró que está lejos todavía de poder darle al equipo todo lo que el equipo necesita del futbolista que actúe en punta. Sigue ofreciendo movilidad y constantes rupturas al espacio, pero le cuesta mucho imponerse en cualquier acción en la que sus marcadores le toquen lo más mínimo. Su envergadura debería permitirle ofrecer soluciones cuando el Dépor trata de jugar directo sobre él, pero no lo hizo durante los seis meses del curso pasado y no lo está consiguiendo ahora, sobre todo por falta de finura en el control o el primer toque.
Busca Hidalgo un nueve con movilidad, según apuntó el martes, para complementar lo que ya tiene. Hasta ahora, tanto el neerlandés como Bouldini, que sí consigue imponerse en los balones directos, pero al que le sigue faltando química con el resto del equipo, no parece que vayan a ser las mejores armas con las que ir a la guerra. Y es que como sucedió en la 2024-25, el Dépor no necesita tanto un goleador como un delantero que pueda aportar en el juego. Cerca y lejos del área.
Al contrario de lo que sucedía en los últimos veranos, no está siendo esta pretemporada una en la que la cantera esté acaparando protagonismo. La brillante generación anterior ya está consolidada con los Yeremay, Mella o Barcia, mientras que entre los que han vuelto de cesión hay más sombras que luces. La gran noticia en este sentido es la aparición de Samu Fernández, que está aprovechando las bajas en defensa para llamar la atención de un Antonio Hidalgo que no ha tenido problema en elogiarlo públicamente.
El central, todavía juvenil, está dando una lección de cómo debe comportarse un joven al que le dan la oportunidad en el primer equipo. Sin hacer ruido, alejado de los focos y cumpliendo con su trabajo. Siempre sobrio, siempre acertado. Ante el Watford volvió a mostrar madurez al tiempo que huye de cualquier tipo de floritura. Ese central ‘aburrido’ que tanto gusta a los entrenadores. A falta de la llegada del último integrante de la línea defensiva, que será Loureiro salvo sorpresa mayúscula, seguro que Samu no desaparecerá fácilmente del radar de Hidalgo esta temporada.
Si el naronés es la cara, la cruz está para otros futbolistas salidos de Abegondo como Martín Ochoa y Diego Gómez. Ambos volvieron a quedarse sin minutos ayer, como ya lo habían hecho en San Lázaro, y su destino apunta cada vez más a tener que trabajar otro año lejos de Riazor para ganarse el puesto. Rubén López, otro canterano, sí parece estar ganando puntos para formar parte de la plantilla en detrimento de Denis Genreau, que en Vicarage Road recibió un mensaje directo retrocediendo otro peldaño en la rotación.