Mal. Muy mal. Pésimamente mal se han tenido que hacer las cosas para que después de diez temporadas consecutivas en Segunda división, el Real Zaragoza en el que es su undécimo proyecto en la categoría y en solo dos jornadas disputadas saldadas con otras tantas victorias supongan el mejor arranque competitivo en este periodo de tiempo.
Tres rebotes en el área, tres balones cazados y tres goles, que han servido al equipo blanquillo para hacer pleno y sumar los seis puntos en juego. Ninguno de acción elaborada y culminada con éxito, una asignatura pendiente y a mejorar. Sin embargo, se suceden los pellizcos para saber que lo que está pasando no es ningún sueño, que es real.
Maikel Mesa y Francho ante el Villarreal B y Alejandro Francés ante el Valladolid fueron los autores de los goles que sirvieron para hacer doblar la rodilla a los rivales. Con ellos se firma el mejor comienzo en la undécima temporada consecutiva en la categoría de plata.
Eso no significa nada en lo que pueda suponer el devenir de la temporada futbolística. De las 42 jornadas únicamente se han consumido dos, lo que supone que todavía quedan 120 puntos por disputar en 40 partidos.
No obstante, con respecto a anteriores proyectos, el equipo aragonés ha dado un salto cualitativo importante que le permite mirar hacia el futuro con un mayor optimismo del que lo ha hecho en anteriores ocasiones.
A lo largo de diez temporadas el equipo zaragocista ha coqueteado con retornar a la máxima categoría, en tres ocasiones y solo una, la primera, llegando hasta el último partido para terminar cayendo ante la UD Las Palmas.
En el anverso de la moneda se encuentra que ha podido hundirse definitivamente el pozo de la indiferencia en varias ocasiones y quedar fuera de las categorías del fútbol profesional. En alguna de ellas hubo que esperar hasta la penúltima jornada para respirar con tranquilidad.
De hecho, el actual entrenador, el valenciano Fran Escribá, ya llegó el pasado mes de noviembre de 2022 para salvar a un equipo que parecía lanzado hacia el pozo de la clasificación. La empresa no se antojaba fácil, pero logró su objetivo y con cierta tranquilidad.
La euforia no ha tardado en hacer acto de aparición entre una afición que lleva viviendo demasiado tiempo mucho más de su brillante historia a lo largo de la nonagenaria existencia de la entidad que de su realidad tangible en los últimos años.
El entrenador blanquillo, Fran Escriba, antes de jugar contra los vallisoletanos, un equipo que aseguró era de los tres que parten como claros aspirantes al ascenso, asumía con tranquilidad e incluso una cierta dosis de satisfacción el hecho de que esa “euforia se dispare. Eso significará que hemos ganado”.
