Luisja: “La enseñanza de la Covid-19 es que hay que invertir más en sanidad”
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Luisja: “La enseñanza de la Covid-19 es que hay que invertir más en sanidad”

Luisja: “La enseñanza de la Covid-19 es que hay que invertir más en sanidad”
El médico y jugador de balonmano Luis Javier Lamuela, Luisja deportivamente, ha destacado que la enseñanza que debe dejar la crisis del coronavirus es que se debe invertir más en sanidad o, como mal menor, no recortar | efe

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El médico y jugador de balonmano Luis Javier Lamuela, “Luisja” deportivamente, afirma que la enseñanza que debe dejar la crisis del coronavirus es que se debe invertir más en sanidad o, como mal menor, no recortar, porque “somos vulnerables”. 

“Los sanitarios tenemos la esperanza de que se invierta más en sanidad, en investigación, en recursos humanos y en general en el mundo sanitario porque somos vulnerables. La salud es la dimensión mas importante de la vida y hay que ser conscientes de puede aparecer otra pandemia y hay que estar preparado, por eso se debe invertir”, afirma en una entrevista con Efe. 

Luisja trabaja en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza en la especialidad de digestivo, pero con la pandemia le ha tocado también estar en la planta de los afectados por el coronavirus. 

Para Luis Javier, la respuesta de los facultativos, de forma individual, ha sido “muy buena” porque ha existido “mucha solidaridad y predisposición” por casi todo el colectivo. 

Muy satisfecho
“Podemos estar orgullosos de nuestro sistema sanitario. Ha habido momentos en que han existido problemas a nivel organizativo porque se han llegado a dar ideas contrapuestas entre la directrices, pero se ha controlado y está habiendo una gran tasa de curados teniendo en cuenta el impacto que podría haber tenido, porque en Aragón no se ha llegado al pico de Madrid. A nivel nacional creo que la respuesta ha sido adecuada”, comenta. 

Se puede estar más o menos de acuerdo con cómo se ha manejado la situación y en que haberse anticipado en la toma de medidas hubiera supuesto limitar la expansión del virus pero, matiza, “es fácil hablar a toro pasado”. 

Lamuela recuerda los primeros días de la pandemia cuando empezó a verse la magnitud de lo que se les venía encima y la posterior extensión: “Ingresaba mucha gente y había cuadros de personas no tan mayores. No se comportaba como una simple gripe. A la vez teníamos que ver cómo evolucionaba el virus y cómo afectaban los tratamientos y lo que iba habiendo”. 

Reconoce que en el hospital se vivía un clima de presión, tensión, miedo y precaución con máximas medidas: “Sientes la obligación de que tienes que atender a la gente y la interiorizas, pero no quita el respeto que da ver cómo se infectaba gente no tan mayor. Sientes preocupación por ti y por infectar a los que te rodean”. 

Igualmente cree que en Aragón el impacto ha sido menor que en Madrid o Cataluña y que en su hospital se ha hecho un “uso optimizado de máxima reutilización”, que ha hecho que los recursos de protección, que eran escasos, se aprovecharan. 

“Al principio la tasa de contagios entre sanitarios fue un poco mayor porque los primeros casos pasaron desapercibidos, pero luego ha sido algo menor. Los recursos han sido escasos y a veces no los más óptimos, pero hemos adaptado materiales y con donaciones hemos ido tirando”, explica. 

Admite que los recursos no han sido los que hubieran querido, pero personalmente nunca ha tenido que entrar desprotegido. “Quizá también porque el Miguel Servet es un hospital grande y ha contado con más posibilidades y donde más problemas ha habido ha sido en los centros de salud”. 

Asegura que no ha tenido nunca problemas con vecinos por su condición de médico. Al contrario, siempre le han dado ánimos y le han preguntado si necesitaba ayuda. 

“El miedo hace sacar lo mejor y lo peor de la gente. Lo ocurrido con otros médicos es cosa de cuatro descerebrados porque la mayoría de la gente te muestra su solidaridad”, resalta. 

De la misma forma los aplausos a la ocho de la tarde le parecen “un orgullo”, lo mismo que las muestras de cariño y la solidaridad que han recibido todos los colectivos que están trabajando con un riesgo de contagio. 

“No me considero un héroe, tengo la responsabilidad moral de hacerlo. Es mi trabajo y la vida del sanitario es para lo bueno y para lo malo, igual que cuando hay una guerra los militares son los primeros que van”, asevera. 

Mucha responsabilidad
Luisja advierte de que, ahora que comienza la desescalada por fases, se debe apelar “a la responsabilidad individual” y hacerla “con cabeza”. 

“Debemos intentar que el goteo de casos sea el menor posible. Hay que mandar el mensaje de no perder el miedo a la pandemia porque da la sensación de que con la desescalada se está perdiendo ese temor y el respeto, ya que parece que se ha pasado y estamos muy lejos de controlar la enfermedad y la vacuna parece que está lejos”, subraya. 

En cuanto a la vuelta a la actividad deportiva, el extremo del Club Dominicos de Zaragoza, que milita en Primera Nacional, indica que habría que separar el deporte aficionado del profesional. 

“En el primero creo que no se debe realizar ninguna competición porque no hay garantías sanitarias para los deportistas. Lo que hay en juego a nivel competitivo no justifica el riesgo que se puede llegar a correr. En las ligas profesionales es distinto por las cantidades económicas que se mueven y por el motor que supone a este respecto”, añade. 

Respecto a estos últimos, considera que los plazos que se están dando son “arriesgados” y tiene la sensación de que se quiere “correr antes que andar”. “Además, se sabe que cuando hay un parón muy grande en el trabajo físico las lesiones se multiplican”.

Luisja: “La enseñanza de la Covid-19 es que hay que invertir más en sanidad”

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