La junta general ordinaria de accionistas del Sevilla, celebrada este lunes en un hotel de la capital hispalense, ha rechazado por segundo año consecutivo, con una exigua mayoría del 53,36%, las cuentas del ejercicio presentadas por su consejo de administración.
Tal y como marca la legislación mercantil, se repitió la votación referente a las cuentas del ejercicio 21/22, rechazadas en la junta ordinaria de diciembre pasado, con un resultado otra vez contrario al consejo de administración presidido por José Castro.
El club obtuvo en el ejercicio 22/23 una cifra récord de ingresos de 259,51 millones de euros -casi 215 de cifra de negocios, más 35 por la venta de futbolistas y 10 en conceptos extraordinarios-, pese a lo que ha presentado pérdidas de 19,27 millones en el curso antepasado y un déficit acumulado de más de 80 en el último trienio.
José María Cruz, director general de la entidad, asume que no está “satisfecho por los resultados económicos de los últimos años” debido a que “tras la pandemia”, no ha “sabido acompasar los ingresos a los gastos”, que se han elevado debido a una “lógica ambición deportiva”.
“En términos de costes, los jugadores y técnicos acaparan el grueso del incremento en gasto de personal. La contratación de más personal laboral es mayor en cuanto al número de trabajadores pero menos costoso. No estamos sobredimensionados y, respetando todas las opiniones, vamos a seguir invirtiendo en profesionales”, dijo Cruz.
La junta general ha estado marcada por la hostilidad mostrada por el expresidente José María del Nido Benavente, que representaba a más de la mitad de las acciones en la sala, hacia unos dirigentes cuya destitución ha pretendido forzar en una votación en la que no ha participado tras habérselo negado un auto judicial emitido el jueves pasado.
El secretario del consejo de administración, Alberto Pérez Solano, informó al comienzo de la misma de que existía quórum al haber 92.117 títulos presentes en la sala, el 89,03% del capital social del Sevilla, detentados por 194 asistentes que representaban a más de 1.800 accionistas.
Nada más constituirse la junta general, Del Nido Benavente tomó la palabra para advertir que tenía en su “cartulina la representación de más de la mitad del capital representado”, por lo que exigía “poder votar en todos los puntos del orden del día”, aunque no está previsto que así sea debido a la vigencia del pacto firmado en 2017 por los principales accionistas.