"Debido a sus características, el estilo de los porteros africanos de aquel momento estaba muy enfocado a la potencia física. Ellos tenían una impulsión, una fuerza que era sorprendente para mí. Entonces, Peter basaba su juego mucho en eso. La llamaba técnica pantera porque era un felino, un auténtico gato", afirma Dani Mallo, exguardameta del Deportivo que compartió vestuario y entrenamientos con Jacques Songo'o y con Peter Rufai, fallecido el pasado jueves a los 61 años de edad, tras sufrir un paro cardíaco mientras descansaba en su casa.
El cambrés era el arquero del Fabril durante aquella época, pero se ejercitó junto al camerunés y al nigeriano durante las dos temporadas en las que Rufai formó parte de la plantilla blanquiazul, la 1997-98 y la 1998-99. Songo'o y Rufai fueron de los primeros guardamallas africanos que recalaron en la liga española, siguiendo la estela del mítico meta del Espanyol Tommy N'Kono y del también referente Wilfred Agbonavbare, del Rayo Vallecano. Con un estilo de juego diferente al que estábamos acostumbrados en Europa, todos ellos se ganaron el corazón de los aficionados y quedaron en la memoria de la Liga para siempre.
"Era capaz de llegar a sitios inverosímiles prácticamente sin desplazarse. A mí me costaba mucho más porque los europeos teníamos una escuela diferente, de desplazarnos más y con menos espectacularidad. Era un auténtico portento físico y me quedaba sorprendido con sus capacidades", argumenta Dani Mallo sobre Rufai.
"Aquí, antes de que llegaran ellos, prácticamente solo conocíamos a N'Kono. Después, vino Wilfred y entonces aparecieron en el Deportivo Jacques y Peter", relata el cambrés, que jugó ocho encuentros oficiales con el Dépor, tres en Primera División, cuatro de Copa del Rey y uno de Champions League.
"Tenía un estilo peculiar, digamos africano, muy similar a Songo'o, diferente al europeo, pero lo transmitía, lo compartía, pero sobre todo con muy buen talante y mucha humildad", explica.
Esa humildad y cercanía son dos de las cualidades de Rufai que más subraya Dani Mallo.
"Me sorprendía que siendo un hombre mundialista, internacional, me trataba con una cercanía y un cariño increíbles. Por eso me chocó tanto cuando leí la noticia de su fallecimiento. Me quedé muy chafado porque me trataba muy bien. Yo era muy joven, pero me trataba como si fuera un hermano mayor, un padre y me da muchísima pena", confiesa el portero coruñés.
Esa cercanía llevó al nigeriano a ganarse el cariño de sus compañeros y también de los aficionados del Deportivo.
"Era un tipo muy llano, lo podías ver por A Coruña haciendo cosas, siempre con una sonrisa con la gente, siempre se paraba. Además, ese estilo de vestir que tenía tan peculiar, que aparecía, a lo mejor, con ropa tradicional de su país en el palco, o venía a algún entrenamiento vestido, no digo estrafalario, pero con mucha personalidad, como era él. A veces, por las mañanas en el vestuario estábamos todos esperando a ver cómo venía vestido Peter, cómo se había levantado ese día, qué nos iba a traer, con qué nos iba a sorprender. Parte del cariño que le teníamos todos también era por ese puntito de exotismo y de color que marcaba su personalidad", echa la vista atrás el portero de Cambre, quien remarca que Rufai era "un tipo bromista que hacía vestuario".
El ex del Dépor es una leyenda en su país. Disputó 65 partidos con la selección de Nigeria, ocho de ellos, entre los mundiales de Estados Unidos 1994 y Francia 1998. Cuatro en ambos, ya que en las dos citas mundialistas el combinado africano alcanzó los octavos de final. En USA'94, Nigeria cayó eliminada con Italia en la prórroga (2-1), pero en el segundo partido de la fase de grupos de aquella Copa del Mundo el equipo africano se enfrentó a Argentina en la que a la postre sería la última participación de Diego Armando Maradona con la albiceleste. Las Súper Águilas, que habían goleado a Bulgaria en la primera cita (3-0) con una exhibición de Rufai, se adelantaron a los 8 minutos del duelo con el cuadro argentino con un gol de Samson Siasia. Finalmente, el combinado dirigido por Alfilo Basile dio la vuelta al marcador con un doblete de Claudio Caniggia. El segundo tanto llegó precedido de una asistencia del '10'. En el control antidoping posterior al partido, el 'Pibe' dio positivo en pseudoefedrina, fue suspendido y Maradona no volvió a jugar con su país.
También disputó 12 encuentros de la Copa África, competición en la que fue subcampeón en 1988, al perder en la final contra Camerún (1-0) en un partido en el que fue titular, y campeón en 1994, también jugando de inicio en la final frente a Zambia (2-1).
Con esa trayectoria internacional, no es de extrañar que las 'Súper Águilas' definieran a Rufai como "un gigante del fútbol nigeriano" tras conocerse su fallecimiento. "Su legado sigue vivo entre la portería y el más allá", escribieron en las redes.
El presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, expresó este viernes su "profunda tristeza" por la muerte del exdeportivista.
"Será recordado como uno de esos deportistas que escribieron su nombre con letras doradas en los anales deportivos de Nigeria y del continente africano", señaló el dirigente nigeriano.
Rufai estaba habituado a jugar, tanto en el Farense, equipo portugués en el que compitió entre 1994 y 1997, como en el Hércules, donde llegó cedido por el club luso durante la segunda mitad de la temporada 1996-97. El bloque alicantino abrió las puertas del fútbol español al nigeriano. Jugó 10 partidos en los que encajó 14 goles. Una tarjeta de presentación que le sirvió para fichar por el Dépor en el verano de 1997. Pero en la escuadra coruñesa le tocó vivir a la sombra de Jacques Songo'o, quien había recalado en A Coruña un año antes y, desde su llegada, se erigió en el amo bajo palos. Jugó once partidos oficiales con la elástica blanquiazul durante las dos campañas que militó en el cuadro herculino. Ocho de Liga y uno de Copa del Rey durante el curso 1997-98 y uno del campeonato liguero y otro del torneo del KO durante la campaña 1998-99. Supo asumir su rol de suplente, como recuerda Dani Mallo.
"Lo llevaba con mucho respeto. Como todos los que estábamos ahí, quería jugar, pero a Peter le unía una amistad con Jacques y, además, demostraba todos los días mucho respeto, pero tanto a él, como a Petr Kouba o a mí. Con Nuno coincidió más, con Kouba, algo menos, pero lo tomaba con mucho respeto, nunca tuvo una palabra mala, y eso que venía de jugar un Mundial y se quedaba en el banquillo o en la grada, directamente. Supongo que tuvo que ser duro para él, la procesión iría por dentro, pero nunca le vi un mal gesto hacia el entrenador ni hacia los compañeros", apunta.
Rufai quedó en el recuerdo de los futboleros no solo por sus condiciones bajo palos, sino también porque cuando aterrizó en España, se conoció que era hijo del rey de una tribu de Idimu, una región de Nigeria, y que en febrero de 1999, cuando falleció su padre, renunció al trono.
"Los más cercanos a él sí le tomaban un poco el pelo, pero no era un tema sobre el que le preguntáramos mucho. Era un poco anecdótico para nosotros. No dejaba de ser un compañero. Es verdad que había esa leyenda, ese halo de su realeza. Ya que no hay una monarquía en Nigeria, es difícil saber hasta qué punto era príncipe. Que no lo dudamos ninguno, pero no sabíamos muy bien hasta qué punto. Es verdad que estaba emparejado con la realeza de su pueblo, pero no sabíamos hasta dónde. Pero sí que había esa broma. Además, a finales de los años 90 estaban esas películas de Eddie Murphy, como 'El príncipe de Zamunda', que hacían un poco de sátira sobre eso. Entonces, sí que bromeábamos un poco con él sobre el tema, pero lo recibía con humildad. Es verdad que no hacía alarde ni se comentaba demasiado de manera seria", rememora Dani Mallo.
Dani admite que cuando se enteró del fallecimiento de Rufai, se quedó "muy impactado" porque "era una persona joven. Apenas tenía 61 años".
"Recuerdo a Peter con muchísimo cariño porque compartimos muchísimos entrenamientos, ya que vivíamos todos a la sombra de Jacques Songo'o y conmigo se portó siempre muy bien, muy paternal, le gustaba mucho aconsejar, explicar su experiencia. De hecho, una vez que dejó el fútbol, abrió una escuela de porteros para seguir transmitiendo sus conocimientos", indica.