Hay buenos futbolistas que saben explotar sus cualidades durante el mejor momento de su carrera. Hay otros buenos futbolistas, los todavía mejores, que además tienen la capacidad para ir reinventándose con el paso de los años para extender en el tiempo su impacto en los equipos. A punto de cumplir 36 años, Sergio Escudero probablemente ya no tenga la exuberancia física que le permitió jugar más de 200 partidos en Primera División o superar los 50 en competiciones europeas. Pero el que en su día fue doble campeón de la Europa League con el Sevilla conserva intacta su zurda de precisión milimétrica y, sobre todo, un entendimiento del juego que lo está llevando, en esta última fase de su carrera, a un viaje hacia el centro después de haber triunfado pegado a la banda.
Escudero llegó el pasado verano al Dépor como lateral izquierdo tras ascender llevando el brazalete con el Valladolid siendo lateral izquierdo… únicamente sobre el papel. El pucelano ya había empezado en su casa a experimentar las diferentes opciones que ofrece el terreno de juego cuando uno no camina sobre el filo de la cal, casi siempre sumándose como un centrocampista más. Algunos destellos similares dejó en su primera temporada como blanquiazul, donde lastrado por una inoportuna lesión de codo que no lo abandonó en todo el año, dio siempre la sensación de que el equipo herculino había podido ser bastante mejor con él en el campo. Los datos respaldaban exactamente esa idea.
Y por lo visto el miércoles en San Lázaro, Antonio Hidalgo está dispuesto a profundizar en esa nueva versión de Escudero. El técnico catalán, muy del gusto de los pros que otorgan las estructuras con tres centrales, le dio al zurdo sus primeros minutos de la pretemporada como responsable del flanco izquierdo de esa línea de cobertura, con David Mella como dueño del carril cubriendo todo el largo del campo. En un duelo en el que se pueden sacar pocas conclusiones, su aportación tras el descanso llamó la atención y sus compañeros no tardaron en aprovecharse de la misma. Bouldini el primero, que nada más arrancar la reanudación se plantó solo en el área gracias a un envío largo del vallisoletano.
Será una situación a monitorizar durante la pretemporada esta posición de Escudero, que todavía le reduce más el campo a abarcar que su última etapa en el José Zorrilla, aumentándole automáticamente el tiempo y espacio para sacar provecho a su excelente golpeo con la pierna izquierda. La principal incógnita es cómo responderá en fase defensiva cuando lleguen rivales más exigentes, especialmente en la defensa del área.
Pero el tiempo y la confección de la plantilla juegan a su favor. Dani Barcia es ahora mismo el único central zurdo en nómina y tras las llegadas de Noubi, Comas, y la más que probable de Miguel Loureiro, terminará siendo el único. La falta de efectivos durante el verano y de perfiles cuando llegue la competición pueden provocar que el trayecto de Escudero a zonas más interiores termine por completarse.
Sea ahí o en cualquier otra demarcación, es entendible que Hidalgo haga todo lo posible por tenerlo sobre el césped el mayor tiempo posible. Porque otro de los factores en los que el lateral es decisivo es el balón parado. En Santiago tuvo varios saques de esquina que llegaron con música al área, provocando varios remates y el 0-5 tras una serie de rechaces.