El salto al vacío de un deportivista desde la otra punta del mundo
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El salto al vacío de un deportivista desde la otra punta del mundo

El salto al vacío de un deportivista desde la otra punta del mundo
Xabi Cañizo en Nueva Zelanda con la camiseta del Dépor

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En la otra punta del planeta, donde los horarios del Dépor son madrugadas y el mar se cambia por montañas, el deportivismo sigue latiendo con fuerza. Xabier Cañizo, un joven coruñés de 26 años, dejó A Coruña para vivir una nueva aventura en Nueva Zelanda, pero no dejó atrás su pasión blanquiazul. 

 

Hace apenas unos días, se lanzó al vacío desde una plataforma suspendida a 134 metros de altura —el famoso Nevis Bungy, en Queenstown—, con la camiseta del Dépor puesta. Y, por supuesto, compartió el momento en sus redes sociales.

 

 

 

“Ser deportivista para mí es un orgullo”, cuenta Xabier desde el otro lado del mundo. “Me hacía ilusión tener algo grabado con la camiseta del Dépor. Quería dejar claro que, aunque esté en la otra punta del mundo, el deportivismo se lleva dentro”.

 

Xabier vive desde hace meses en Nueva Zelanda, un destino que eligió junto a su pareja en busca de algo más que aventuras. “Después de 26 años en A Coruña, empecé a sentirme estancado. Siempre los mismos planes, sin independizarme...”, relata. “Durante años pensé en irme a Australia por el surf, pero acabamos cambiando la tabla de surf por la de snowboard y apostamos por Nueva Zelanda. Buscábamos naturaleza, inmersión lingüística y salir de nuestra zona de confort”.

 

Allí, en un país donde prima el aire libre, los lagos y las montañas, Xabier ha aprendido a amar nuevos paisajes... pero el escudo del Dépor no se borra ni con la distancia. “Ha sido complicado seguirlo desde aquí por la diferencia horaria. Solo he podido ver los partidos que coincidían a las 7 u 8 de la mañana, pero he estado siempre pendiente de los resultados y la clasificación”.

 

Aunque no ha podido vivir cada jornada como cuando pisaba Riazor, los goles aún le hacen vibrar. “Recuerdo ver la segunda parte del partido contra el Eibar mientras caminaba al trabajo. En el minuto 90, Mario Soriano marcó un golazo y yo grité como un loco en plena calle. Mi pareja estaba en videollamada con su abuela y se asustaron pensando que había pasado algo”, cuenta entre risas.

 

Pero este salto con la camiseta no fue solo una anécdota. Fue un gesto simbólico. Una forma de reafirmar que el deportivismo no entiende de fronteras ni de husos horarios. “Aquí, en Nueva Zelanda, me cruzo con gente de muchas partes, y casi todos reconocen la camiseta del Dépor. Me parece algo muy grande. Somos muchos los que lo llevamos en el corazón, estemos donde estemos”.

 

Xabier regresará a casa en septiembre. Lo tiene claro: “No veo la hora de volver a Riazor, a animar como si no me hubiera ido”. Hasta entonces, su salto en el Nevis Bungy queda como testimonio de que, aunque se esté colgado a más de cien metros del suelo, el deportivismo es un ancla que nunca se suelta.

 

Xabi Cau00f1izo en su salto en Nueva Zelanda

 

"Y, quién sabe... si el salto sirve como amuleto para volver a Primera, bienvenido sea" concluyó Xabi con un deseo que firmaría el deportivismo con los ojos cerrados.

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