Los rivales del Depor: Unionistas, resiste el fútbol popular
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Los rivales del Depor: Unionistas, resiste el fútbol popular

Los rivales del Depor: Unionistas, resiste el fútbol popular

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Unionistas de Salamanca representa un caso singular en Primera RFEF, una categoría por debajo del fútbol profesional en la que milita una escuadra que pretende alejarse por todos los medios del fútbol-negocio para abanderar el paradigma de equipo popular, en el que sus casi 3.500 socios poseen un peso importante en todas y cada una de las decisiones importantes de la entidad.


Con un presupuesto que no llega a los dos millones de euros —se ha visto incrementado por segunda temporada consecutiva—, el club del estadio Reina Sofía no puede permitirse el lujo de efectuar fichajes deslumbrantes pero a pesar de ello suple con ingenio su falta de recursos y se ha mantenido con relativa holgura en la categoría de bronce el pasado curso, finalizando séptimo en la clasificación, con 56 puntos, llegando incluso a pelear hasta las jornadas finales por asomarse a una zona de playoff que finalmente no conquistó.


Por desgracia, el equipo salmantino no ha podido ofrecer continuidad a la base del plantel que el año pasado sorprendió al espectro futbolístico estatal y ha tenido que efectuar quince incorporaciones, con las que volver a ensamblar una formación con la que poder competir ante clubes mucho más pujantes económicamente.


Dani Ponz, el entrenador que consiguió estabilizar al equipo en Primera RFEF el pasado curso 22-23 desde la jornada 25ª tendrá la responsabilidad de conformar un bloque sólido que se haga fuerte en su estadio ante una de las aficiones más fieles de la división, con una masa social entregada.


Precisamente esa pasión con la que se vive en el entorno de Unionistas ha unido a esta afición con la del RC Deportivo.


No en vano, los seguidores de ambos bandos vivirán sendas fiestas de hermanamiento en los enfrentamientos entre los dos clubes referidos, el primero de ellos a mediados de septiembre en campo castellano.


La plantilla profesional y el cuerpo técnico de la escuadra unionista no han caído en los excesos que conlleva el fútbol moderno, apostando siempre por jugadores y entrenadores de perfil medio-bajo y que basan su fuerza en la unidad del colectivo.


Dos exdeportivistas que el pasado ejercicio militaron en sus filas, el meta Alberto Sánchez y el delantero Christian Santos —le marcó al Deportivo el pasado año— no continuarán defendiendo los colores blanquinegros.


El entrenador que concluyó la temporada 22-23 obtuvo la recompensa a su buen trabajo con la continuidad a lo largo del próximo curso 23-24, Dani Ponz.


La consecución de 56 puntos dejó el listón muy alto para una formación cuyo primordial objetivo sobre el papel debería ser la permanencia en Primera RFEF.


En cualquier caso, tal y como se demostró la pasada campaña, el club más representativo ahora mismo del fútbol de Salamanca no quiere perder el derecho a soñar con un histórico salto a Segunda División, un hito que refrendaría la buena labor de una directiva comprometida al máximo con su club y repleta de seguidores dispuestos a colaborar de manera altruista con sus colores.


Aunque la fórmula del éxito de Unionistas radica en la ilusión y el afán colectivos, uno de sus jugadores que deberían marcar la diferencia por calidad y proyección es el delantero madrileño Mario Losada, que en la temporada 22-23 consiguió cinco dianas cruciales para la buena marcha de su conjunto y que está llamado a ser uno de los referentes del equipo en en el próximo ejercicio 23-24. 

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