Si hay un jugador del Deportivo al que se observó con lupa durante la temporada 2021-22 y prácticamente se vio obligado a superar un examen cada jornada fue Mario Soriano. El mediapunta cedido por el Atlético de Madrid fue uno de los hombres de confianza de Borja Jiménez, uno de los más regulares durante el campeonato y uno de los más desequilibrantes en ambas eliminatorias del playoff de ascenso. Pero nunca se libró de las críticas y de los que consideraban que no merecía un puesto en el once.
El Depor anunció la incorporación del joven futbolista madrileño el 31 de agosto del pasado año y ya debutó en la tercera jornada, cuando restaba media hora del duelo con el Calahorra en tierras riojanas (0-3). Estuvo cerca de marcar su primera diana.
Su capacidad para moverse entre líneas, generar espacios y dar continuidad al juego le convirtieron en uno de los habituales. Bien actuando desde el inicio o siendo uno de los primeros recambios.
De hecho, en su tercer partido (en la quinta jornada) ya fue titular. Completó los 90 minutos en la visita al campo de Unionistas en la que fue la primera derrota de la temporada para el Depor (2-1).
A pesar de participar en 29 de los 36 partidos de la liga regular que disputó el conjunto coruñés (no se jugaron ninguno de los dos programados con el Extremadura), su titularidad fue interminente, ya que protagonizó un bonito e intenso pulso con William de Camargo.
La mayor explosividad, fantasía y capacidad de desborde del brasileño jugaron en favor del canarinho durante la primera vuelta. Tramo en el que William tuvo más peso en ese tridente por el que tanto apostó Borja, con el sudamericano como extremo izquierdo, Quiles por la derecha y Miku en la punta de lanza.
Pero el brasileño fue apagándose a medida que avanzaba el curso y la mayor regularidad de Mario Soriano le permitió entrar más en el once inicial entre principios de enero y finales de febrero y, sobre todo, en las ocho últimas jornadas de la liga.
El futbolista cedido por el Atlético cerró la liga regular con 29 partidos (19 como titular), 1.689 minutos y tres goles.
Aunque en la jornada decimosexta estrenó su cuenta goleadora poniendo la guinda a la victoria en Riazor frente al Real Valladolid Promesas (3-0) y en la trigesimosegunda anotó el segundo de los dos tantos que los coruñeses le endosaron al DUX Internacional (3-0), fue en la recta final del curso cuando más brilló. Precisamente, cuando más difícil se puso todo y cuando más quemaba la responsabilidad.
Marcó en el 4-3 contra el Tudelano que aseguró la segunda plaza del grupo para el Depor y volvió a ver portería en las dos eliminatorias del playoff. Un tanto y una asistencia frente al Linares (4-0) y la única diana frente al Albacete (1-2).
“No sé si será un adiós definitivo o un hasta pronto, pero me habéis hecho sentir como en casa. Me siento en deuda con todos vosotros por no haber dejado al Depor en Segunda División”, se despidió hace unos días de la afición.