Lucas Pérez hizo todo lo posible para estar este domingo en Linares. Operado el pasado lunes de una fractura en la cara, concretamente en el arco cigomático izquierdo, el futbolista quería cumplir la intención que trasladó en un vídeo al deportivismo la víspera de la cirugía: estar disponible para jugar con máscara en Jaén. Y estuvo cerca, pero las molestias y el riesgo a una fractura que le obligue a pasar por quirófano nuevamente han obligado, de manera consensuada con los servicios médicos, a echar el freno en su vuelta.
Este sábado, hubo cumbre por Lucas. Una reunión en la que se pusieron sobre la mesa distintos escenarios a la luz de las últimas pruebas al jugador, según pudo saber este diario.
El hueso todavía no está reparado y, aunque el jugador quería estar en Linarejos, se llegó a la conclusión de que sería muy arriesgado.
Ante las molestias que presenta incluso se valoró una posible nueva cirugía, que ha quedado, al menos por ahora, descartada a la espera de cómo evolucione el jugador.
Cualquier nuevo contratiempo, un simple golpe en el arco cigomático, un remate de cabeza que tuviera impacto sobre esa zona de la cabeza o un balonazo comprometerían la salud del de Monelos.
El riesgo sería que la fisura que tiene se convierta en fractura y el periodo de baja se alargue hasta los tres meses, dejándole fuera de un hipotético playoff que, a día de hoy, es la opción real de un Deportivo que necesita una carambola para el ascenso directo.
En todo caso, no se descarta que si el Deportivo sale indemne de Linares y mantiene opciones de ser campeón de grupo, Lucas pueda arriesgar la siguiente semana ante el Algeciras. La situación del equipo y la suya propia irán marcando los pasos.