Tarde emotiva en el Teresa Herrera, de pañuelos, de lágrimas, de recuerdos, de ovaciones, de aplausos.
Imposible condensar tantas emociones vividas en el verde de Riazor, engalanado con una grada repleta de fieles, muchos ya con la segunda elástica, homenaje a Brasil y a Bebeto y Mauro Silva.
Los dos astros brasileños, recibidos como héroes en los aledaños del estadio, hicieron que Riazor se viniese abajo con su irrupción en el campo. El respetable puesto en pie ante dos leyendas blanquiazules, los únicos dos jugadores del Depor que han sido campeones del Mundo y que, con lágrimas veían por mejores momentos en los videomarcadores.
Sus goles, coreados en la grada como si acabasen de ser en ese momento. Un crisol de sentimientos a flor de piel. Ambos recibían la insignia de oro y diamantes, máxima distinción del Depor. Pero aún quedaban tiempo para emocionarse. Un solemne minuto de silencio, por el reciente fallecimiento de Luis Suárez, único Balón de Oro español en categoría masculina,
Seguía el tiempo para el recuerdo y la nostalgia con la ovación en el minuto 20 con el cambio de Bergantiños, despedido con un pasillo entre ambos equipos, como antes lo habían hecho Bebeto y Mauro.
Y en el descanso era difícil que no cayese alguna lágrima viendo a Bergantiños, junto a su familia, visionando un vídeo de su trayectoria. Un Teresa Herrera donde premiaba la emoción.
