Licenciado en Ciencias del Deporte y profesor universitario en INEF, el también exdeportivista Gonzalo Mella (Teo, 1967) analiza con cautela la brutal progresión de su hijo David en el fútbol de élite con el Depor.
¿Qué siente al ver a su hijo convertido en un ídolo del deportivismo?
Lo que siento es una palabra nada más, que es orgullo, porque David, desde hace unos añitos ha sido trabajo, trabajo y trabajo, buscando algo que quería, que es llegar al primer equipo, triunfar en el primer equipo y conseguir objetivos con el primer equipo, y afortunadamente se ha dado rápido.
Ha tenido que trabajar mucho para llegar adonde lo ha hecho, incluso con una evolución constante durante la temporada, desde ese principio en el que le costó...
Sí, evidentemente. Nosotros, al principio de temporada, sabíamos cuál era el rol de David porque el club lo ha comunicado, nos hemos sentado, nos han dicho lo que iba a ser con David este año y, bueno, sí es cierto que David no venía en las mejores condiciones, pero tampoco venía tan mal. Y como yo digo, porque he vivido de este mundo y también he sido parte de ‘staff’ técnico, las pretemporadas están para preparar.
Entonces, desde ese punto de vista, sí es cierto que David ha tenido que currar más de lo que se debe de currar porque ha venido no en el mejor estado de forma, pero tampoco venía tan mal.
Su papel como padre ha sido importantísimo, porque usted conoce el fútbol desde dentro para aconsejarle que tenga paciencia y asesorarle psicológicamente.
A ver, su madre Chus y yo, que venimos del deporte profesional los dos, los dos somos licenciados en Educación Física, los dos hemos tenido trabajo relacionado con rendimiento, después de acabar los estudios. Sí que hemos sido una ayuda para él en cuanto a consejo, no en cuanto a nada más. Es decir, yo no me he metido nunca en aspectos tácticos, en aspectos técnicos. Es más, mi mujer y yo hemos sido apagafuegos. Nos hemos tenido que poner del lado del técnico para, a veces, explicarle a David por qué suceden las cosas en el mundo del deporte.
David este año ha sido muy desequilibrante y con mucho protagonismo, pero ahora viene un salto de nivel. ¿Cómo lo ve para la nueva categoría?
Si miramos la progresión de David y te preguntan, ¿dónde tiene que estar el año que viene, aquí, en otro sitio, dónde? Yo siempre digo lo mismo, este año ha jugado en Primera RFEF a un nivel muy alto. ¿Que busca progresión en su carrera? Fútbol profesional. ¿Primer peldaño? Segunda División. Hay que verlo.
Marcó nueve goles y repartió tres asistencias. ¿Con qué momento se queda?
Yo soy fútbol, llevo fútbol en las venas. A mí me emocionan todos los momentos. Quizá, uno de los más bonitos, evidentemente, para mí es Lugo, porque sale 30 minutos, hace un gol de su estilo y, como padre estás deseando que se dé ese momento.
¿Cómo se lleva que David al principio era conocido como el hijo de Gonzalo Mella y ahora usted ha pasado a ser conocido como el padre de David Mella?
A nosotros no nos gusta el protagonismo. El protagonista, ahora mismo, es David. Siempre lo he dicho y lo recalco.