Diego Gómez, cuestión de confianza
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Diego Gómez, cuestión de confianza

Diego Gómez, cuestión de confianza
Diego Gómez, conduciendo el balón en un partido a domicilio | FERNANDO FERNÁNDEZ

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El aspecto mental como factor desencadenante de una mejora de rendimiento. La cabeza manda siempre y más en el deporte, un contexto en el que la fe y la seguridad en las posibilidades propias son factores determinantes para encontrar los límites de uno mismo. 

 

De eso ha aprendido mucho un Diego Gómez que está aprovechando esta segunda vuelta, tras su abrupto regreso al Deportivo en el mercado invernal, para realizar un máster acelerado de adaptación no solo a las demandas de la Segunda División, sino a la exigencia de un “transatlántico” como es el Deportivo. 

 

Sobre ello habló el canterano deportivista ayer en una comparecencia pública en la que reconoció que sus inicios en el primer equipo no han sido fáciles, pero que ahora mismo se encuentra en un mejor momento y preparado para ofrecer una versión más próxima a todo el talento futbolístico que lleva dentro.

 

“Estoy teniendo más minutos y muy contento. Esto es algo progresivo. Llegué, estaba jugando un poco menos y me costó un poco adaptarme. Ahora tengo plena confianza en mí. El míster confía en mí y le estoy muy agradecido. Cada día me noto mejor en el campo”, explica el deportista de Amoeiro, que reconoce haber acusado el salto. No solo de categoría, sino de club: “El venir de jugar todo en Primera Federación en un club sin tanta masa social, que es más como una familia, a pasar a un Dépor que es un transatlántico, con más presión… cuesta un poco al principio”. 

 

A esta circunstancia se le unió el hecho de modificar radicalmente su rol. De sentirse clave de un ecosistema a verse como un elemento más, con mucho que demostrar: “Pasé de jugar todo a tener un rol más secundario. Eso cuesta un poco para la cabeza del futbolista al principio. Con la ayuda del psicólogo y con el míster, que me dio mucha confianza, fui mejorando y ahora estoy muy contento”.

 

Más allá de la terapia en forma de charlas con Joaquín Sorribas y Óscar Gilsanz, para Gómez también ha sido clave ir cogiendo minutos: “Cuando juegas más partidos, te vas soltando. Vas cogiendo la confianza con los compañeros, te va dando un poco más igual perder la pelota y te atreves más a hacer acciones más decisivas”. Ejemplo de ello fue su asistencia a Barbero en el 2-1 contra el Sporting de Gijón. Diego sumó en El Molinón su primera contribución directa de gol con un gran centro a pie cambiado desde el pasillo derecho.

 

Pero venía amagando desde mucho antes, pues contra el Tenerife dejó dos pases clave -uno casi idéntico al del pasado sábado que Genreau no convirtió- y contra el Córdoba, el Cádiz, el Mirandés y el Albacete estuvo realmente cerca del gol con sus remates.

 

Su posición

En Gijón, Gómez actuó como extremo derecho, una posición en la que apunta a repetir este sábado contra el Granada (16.15 horas). Por fuera, donde la densidad de rivales es menor, quizá Diego pueda encontrar esa medio segundo extra que necesita para seguir adaptándose a una categoría en la que “la velocidad es la gran diferencia” con respecto a Primera Federación. Pese a esta circunstancia, el ourensano matiza que el puesto en el campo le “da igual”. “Lo que me importa es jugar y ayudar al máximo”, apunta.

 

Ese descaro lo demuestra también a la hora de recalcar que, para él, estos tres últimos encuentros sin nada en juego no son un marrón. Más bien al contrario. Diego Gómez está mejor que nunca y quiere que la pelota siga rodando: “Hay que aprovechar todos los partidos y los minutos para obtener números, mejorar el juego y coger confianza para el año que viene. Aunque no nos juguemos nada, los partidos que quedan son bonitos. El Granada es un grandísimo equipo. Luego vamos a Zaragoza, un mítico de la categoría. Son equipos muy bonitos para jugar y para ver. El Dépor va a ir al máximo, a por los tres puntos”.

 

Tanto es así que al canterano explica que se encuentra lejos de la reserva de energías a nivel físico. Más bien al contrario. Mientras a la mayoría de futbolistas de todos los equipos esta maratón de 42 jornadas llamada Liga Hypermotion se les hace larga, el hecho de haber llegado en invierno y de no haber tenido mucho protagonismo hasta ahora provoca que Diego llegue con un buen volumen en el tanque de oxígeno y ganas: “Tengo cero ganas de vacaciones. Ojalá durase un poco más la liga y tuviésemos la opción de engancharnos ahí arriba. Físicamente vengo de jugar todo en la primera vuelta y ahora estoy incluso fresco, porque no tuve una gran cantidad de minutos”.

 

El futuro

Esa ambición la traslada ya al próximo curso, en el que confía en responder a la petición del presidente del club, Juan Carlos Escotet, que el pasado martes no ocultó su deseo de que el ascenso a Primera División “se concrete pronto” y, así, se puedan recuperar “los clásicos de siempre” entre Deportivo y Celta. “Lo tomamos como una motivación. Se trata de ir cumpliendo objetivos. Este año el objetivo era claro: la permanencia para asentarse. El año que viene iremos con todo para mejorar la dinámica de resultados y meternos ahí arriba”, desarrolla.

 

Precisamente de cara a esa temporada 2025-26 confía en mantenerse en el Dépor: “Tengo un contrato de larga duración, hasta 2030. El club me demostró que quería que estuviese. Y yo estoy donde quiero estar”. ¿Será con Gilsanz como ‘jefe’? Diego no tiene noticias, pero sí una respuesta clara: “Creo que está haciendo un gran trabajo. Tengo una gran relación con Óscar. Ojalá esté por muchos años más”.

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