“¿Se busca delantero centro? Sí”. Así de escueto, prácticamente saliendo a la carrera de la sala de prensa de Riazor tras la presentación de Antonio Hidalgo, revelaba Fernando Soriano lo que para algunos fue la noticia del día. Poco sorprendió, en cambio, a cualquiera que haya podido ver los partidos del Deportivo a lo largo de una temporada en la que ni Barbero, ni Bouldini, ni siquiera Eddahchouri, cumplieron con las expectativas que se ponen sobre el ‘9’ blanquiazul. Por supuesto que la búsqueda de un goleador será una de las prioridades de la dirección deportiva este verano. Pero si uno echa un vistazo a los grandes artilleros de la presente edición de LaLiga Hypermotion, encontrar esos goles de plata es probablemente la tarea más complicada a la que se enfrentan todos los equipos cuando toca configurar las plantillas.
Los de plata o cualquier tipo de goles, realmente. Sobre todo en España, donde únicamente las estrecheces económicas de la inmensa mayoría de clubes explican que en los dos últimos años jugadores como Braithwaite o Luis Suárez hayan tenido que exhibirse en los campos de Segunda División. 22 tantos para el danés que el Espanyol aprovechó para subir y 27 del colombiano este curso malgastados por un Almería que se metió a última hora en el playoff, donde cayó ante el Oviedo. Precisamente, no pudo contar con su máximo artillero por una convocatoria internacional.
Estos ejemplos sirven a la perfección para ilustrar lo difícil que es sacar a un jugador con contrato de cualquier equipo. Lo que, al mismo tiempo, pone sobre la mesa otra complejidad más que evidente: si los equipos de Primera División no pueden firmar a los delanteros que bajan a Segunda, ¿a qué arietes pueden aspirar los equipos que ya están en ese peldaño inferior?
La respuesta, como suele suceder en estos casos, está en los números. Echando un vistazo a los quince máximos goleadores de esta temporada en LaLiga Hypermotion, hay dos denominadores comunes a la gran mayoría de futbolistas. El primero es que ya estaban en su club la pasada campaña. El segundo, y no menos importante, es que nunca antes habían marcado en el fútbol profesional tantos goles como en la 2024-25.
Da igual si venían de la máxima categoría, como es el caso de Luis Suárez y Uzuni, o de Primera RFEF, como Raúl Sánchez y Suero en el Castellón, o el propio Yeremay. Solo cuatro de los artilleros que están en la parte alta llegaron a su destino el pasado verano. Obviamente, dos de ellos tenían que formar parte de la gran historia del año como es la del Mirandés. Joaquín Panichelli y Urko Izeta fueron los delanteros por los que se apostó en Anduva y entre ambos han firmado 32 tantos. Los otros casos tienen asterisco. Uno es Soko, que después de no funcionar en Huesca salió cedido al Ibiza y regresó para explotar en El Alcoraz a las órdenes de Antonio Hidalgo, y el otro es Morales. A sus 37 años, el ‘Comandante’ decidió poner fin a su andadura en Primera y volver a casa para tratar de ascender al Levante. Un movimiento que puede tener semejanzas con el de Lucas Pérez en el sentido de que Morales no firmó en Segunda División. Firmó en el Levante.
Nada se paga más caro en el fútbol que el gol y por eso está complicado para los equipos del segundo escalón acceder a delanteros contrastados. A la mínima que uno sobresale, siempre hay alguien decidido a hacer una apuesta fuerte. Es el caso de Carlos Martín, otro de esos diamantes que descubre el Mirandés, que después de marcar 15 tantos en Anduva en su estreno como profesional en la 2023-24, ha tenido una temporada discreta con el Alavés, en la que apenas ha marcado dos tantos en sus 26 encuentros con el cuadro babazorro. Es así como ante la mínima intuición de tener un killer en plantilla, los equipos se cuidan de mantenerlo a toda costa con la esperanza de que exploten, como también ha sido el caso de muchos esta temporada. Jugadores como Luis Suárez, Andrés Martín y Alemao superaron con creces su mejor registro goleador, mientras debutantes en la élite como Yeremay, Izeta o Suero han estado a la altura del reto respondiendo a cualquier duda.
Sabiendo que no se trata de una ciencia exacta, si alguna conclusión dejan todos estos casos es que el patrón que deben seguir los equipos de plata, principalmente porque carecen de demasiadas alternativas, es la de tratar de descubrir el gol en lugar de ficharlo. Es complicado entender que algún equipo se desprenda de un goleador y este curso ha dejado ejemplos de que quizá sea buena idea desconfiar cuando alguno lo hace.
Es por eso que el Deportivo debe saber moverse bien en el próximo mercado, teniendo en cuenta que está obligado a encontrar un nuevo punta, pero también agotar las posibilidades de que ya pueda tener en sus filas a algún candidato a experimentar un despertar goleador como el de alguno de los nombres citados anteriormente. El que más puede responder a ese perfil de matador durmiente es Eddahchouri, al que se le caían los goles en el fútbol holandés. Sus primeros meses en A Coruña han dejado más sombras que luces, pero con algún destello que hace pensar que todavía hay rendimiento que sacarle. El cambio en el banquillo y su contrato hasta 2028 hacen pensar que tendrá una nueva oportunidad. Más dudas hay con Bouldini y Barbero. El marroquí también está vinculado al club para los próximos tres años y tiene una ficha elevada, pero su primera campaña como blanquiazul ha quemado demasiados puentes. En el caso del ‘9’ del ascenso, sus valles de rendimiento y terminar contrato en 2026 invitan a pensar que formará parte de la operación salida en el frente de ataque, donde difícilmente contarán otros que regresan de cesión como Raúl Alcaina o el canterano Martín Ochoa.