Cuando el Barça anda por el medio de la lucha por un título no existe un día tranquilo. El Deportivo desperdicia en Santander, en la penúltima jornada de la Liga 1999-00, su primera bola de campeonato, aunque queda a un solo punto de su mayor conquista. En Can Barça ven la mínima oportunidad para lanzar la piedra. “No hay que hacer nada distinto a lo que hicimos los dos años del Tenerife y el año del Valencia”, avisa el vicepresidente azulgrana Joan Gaspart a TV3.
La sombra de las primas a terceros vuelve a cernirse sobre el Deportivo. El desenlace de la Liga 1993-94, con el penalti fallado por Djukic ante un Valencia con un cheque prácticamente en blanco esperándole, todavía está muy fresco en la memoria del deportivismo. Tanto, que aquella última jornada del 19 de mayo ante el Espanyol, solo seis años más tarde, supone la ocasión de sacarse una espina del tamaño de un puñal. Los coruñeses, presa del tradicional fatalismo gallego, creen que el tren de 1994 jamás volverá a pasar por delante de ellos. Pero sí lo vuelve a hacer. Y esta vez no van a permitir que la gloria se les escape.
INCENTIVOS
El vicepresidente culé insta a seguir los pasos de las ligas de Tenerife y Djukic
No tiene suficiente el Barça con las palabras de Gaspart. A través de su web oficial —sí, ya existen hace 25 años— asesta otro furibundo ataque al deportivismo. “El campeón, sea el que sea, será el equipo menos malo de la mal denominada Liga de las Estrellas”, finaliza un artículo publicado en el portal azulgrana. El juego de desestabilizar. A imagen y semejanza de Johan Cruyff, la presión y la campaña de los chupa-chups en 1994.
El Deportivo reacciona. Lo hace a través del presidente Lendoiro. Con contundencia. “La forma que tiene de decir las cosas Gaspart hace daño al fútbol. No ha sabido transmitir el seny catalán”, asegura a los medios de comunicación en la sede de la plaza de Pontevedra aquel lunes 15 de mayo, en el que aprovecha para anunciar un acuerdo de patrocinio pocas horas después del empate sin goles en El Sardinero que aplaza el alirón. Lendoiro también es interpelado sobre una supuesta prima al Celta, rival azulgrana en los últimos 90 minutos ligueros. “¿500 millones al Celta? A alguien le patina la neurona sin ponerse colorado”, zanja el máximo mandatario de la entidad coruñesa.
Javier Irureta, técnico deportivista, apela a la afición para sacar presión a sus pupilos. “Si el Barça tiene 300 millones de pesetas —1,8 millones de euros al cambio, la cifra que se rumorea pagaría el Barça al Espanyol por ganar en Riazor—, nosotros tenemos 35.000 deportivistas”, argumenta. El vasco quiere transmitir que el dinero no lo puede comprar todo. En la misma línea se manifiesta Mauro Silva, uno de los líderes del vestuario, acostumbrado a portar la camiseta más pesada del mundo del balompié, la de la selección brasileña. “No hay dinero que pague una Liga”, afirmó. Cuando el Dépor pierde la de 1994, el mediocentro todavía no es campeón del mundo. En 2000, ya sí. Otros son incluso jocosos. En ese tono se expresa Víctor. “A lo mejor les pagan más que a nosotros por ganar la Liga”, bromea el extremo derecho y futuro entrenador deportivista. Incluso las peñas, encuestadas por este diario, confían en que la motivación de la plantilla blanquiazul sea más que suficiente que celebrar la victoria y no tener que estar pendientes del transistor. “El Deportivo debe estar por encima de todo eso”. “No nos importa que vengan primados”. “Los nuestros deben estar más incentivados”. “Si vienen primados no van a recibir nada”. El deportivismo está tranquilo. Esta vez, la presión no va a ser un problema.
Los presuntos primados se desmarcan del asunto desde su origen. A Mauricio Pochettino, entonces central espanyolista, ya se le ven sus maneras de futuro entrenador en sus declaraciones. “No podemos entrar a valorar si con la victoria estamos favoreciendo a un tercero”. Roger García Junyent, excanterano azulgrana, tiene que desmentir que vaya a ejercer de intermediario entre culés y pericos. Y va más allá. “Me da igual quién gane la Liga”, sentencia. “Que hubieran ganado la Liga antes”, espeta Quique de Lucas ante la prensa. Manel Serrano dice que le basta con la prima de su propio club por ganar el partido. “No acepto primas de otros equipos”. Lo cierto es que la mayor motivación del Espanyol se aplaza una semana. El conjunto barcelonés tiene la oportunidad de poner fin a 60 años de sequía. El Atlético de Madrid le espera en Mestalla, en la final de la Copa del Rey, el sábado 27 de mayo.
Igual que las declaraciones de todos los estamentos blanquiazules destilan normalidad, también lo hace la planificación deportiva. El equipo se había recluido desde el miércoles al domingo anterior en el Balneario de Liérganes, a 25 kilómetros de Santander, para aislarse del mundo antes de la cita ante el Racing en El Sardinero. Pero ahora va a preparar el partido con el plan habitual de un encuentro en casa, con entrenamientos en Riazor (martes y jueves, este a puerta cerrada) y Acea de Ama (miércoles). El club blanquiazul valora la opción, aunque finalmente la descarta, de encerrarse en Vilalba —donde suele realizar el stage de pretemporada— o A Toxa.
300 millones
de pesetas —1,8 millones de euros al cambio— sería la prima que el Barcelona ofreció al Espanyol para ganar en Riazor y ayudarle a arrebatar el título de Liga al Deportivo.
También trasciende esa información a la que siempre temen los agoreros, el plan de celebraciones, actos que, por múltiples motivos, hay que organizar con cierta antelación aún a riesgo de que finalmente no se celebren. El equipo celebrará el título, el mismo viernes, primero en el epicentro habitual de las celebraciones blanquiazules, la plaza de Cuatro Caminos, y después con una fiesta privada en el Playa Club. El sábado realizará la tradicional ofrenda a la Virgen del Rosario, patrona de la ciudad, en la iglesia de Santo Domingo, y será recibido en el Ayuntamiento por la corporación municipal, encabezada por el alcalde Francisco Vázquez, otrora encarnizado rival de Lendoiro. El domingo o el lunes queda reservado para un partido de homenaje a la afición, con actuaciones musicales en los prolegómenos, que finalmente no tiene lugar. Aunque se habla como posibles rivales de equipos como el Lens francés o los ingleses Liverpool y Everton, pero las vacaciones de los jugadores, que empiezan el martes, impiden su disputa.
Dicho partido no supone novedad. Dos días después de las lágrimas derramadas tras perder la Liga 1993-94, Riazor se llena hasta la bandera para aplaudir a los suyos, y en especial a Djukic, en un amistoso en el que golea al Vitória de Setúbal portugués (4-0).
El 0-0 en El Sardinero sitúa al Deportivo en lo más alto de la tabla con 66 puntos, tres más que el Barcelona. Los azulgranas tienen la oportunidad de recortar distancias, pero salen de Anoeta con el mismo resultado de Santander. También suma 63 el Zaragoza, que remonta al Málaga (3-2) en La Romareda con goles de Yordi (m.85) y Savo Milosevic (m.89) para mantener una mínima opción de ceñirse la corona nacional en la última jornada.
SEÑALADO
El exbarcelonista Roger, ahora en el Espanyol: “Me da igual quién gane la Liga”
Pese a que son tres aspirantes de forma matemática, la prensa reacciona de manera casi unánime. El Dépor será campeón según casi todos los medios, que destacan que a los blanquiazules les basta con un empate en casa. Solo la prensa catalana se desmarca de esa línea. Mundo Deportivo no esconde que “el Dépor pudo ganar la Liga”, pero deja otro recado catalán al afirmar que “se conformó con un empate”. Sport habla de que la Liga tendrá un “dramático final”.
A solo cuatro días de convertir el sueño en realidad, el Dépor, el deportivismo y la ciudad demuestran que tienen la lección aprendida.
► ‘Negociación’ de DXT CampeónUna entrada de 6.000 pesetas alcanza las 40.000 en la reventa |
Ya antes de visitar El Sardinero, las taquillas de las antiguas oficinas de A Marina cuelgan el cartel de ‘no hay billetes’ para el encuentro definitivo frente al Espanyol. Un evento histórico que, como todos ellos, son aprovechados por los reventas para sacar tajada de la alta demanda. |