Asier Garitano amortigua la caída del Sporting, pero no la frena
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Asier Garitano amortigua la caída del Sporting, pero no la frena

Asier Garitano amortigua la caída del Sporting, pero no la frena
Asier Garitano, en su presentación con el Sporting

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En el fútbol todo es efímero. A veces en un abrir y cerrar de ojos cambia todo lo que uno creía establecido y consolidado. Incluso hasta revertir de forma definitiva el rumbo de la temporada. Que se lo digan al Sporting de Gijón, que después de caer en Castellón el pasado lunes (4-3) tendrá que vivir al menos una jornada más con la incertidumbre de las matemáticas para cerrar un objetivo que ni mucho menos es el que se planteaban en Mareo a principio de curso: jugar un año más en Segunda División.


El peligro, en todo caso, está lejos de ser excesivamente real. Con siete puntos de margen sobre el Eldense, a lo que hay que sumar el golaveraje, es probable que el conjunto asturiano mantenga la categoría aunque no sume nada más en lo que resta de temporada, ya que ahora mismo el cuadro alicantino, ya venido a menos, tendría que ganar tres de las cuatro jornadas que faltan para superarlos antes de que terminase la liga regular. Pero quien ha mirado alguna vez a los ojos al abismo sabe tomarse todas las precauciones posibles y no darse por salvado hasta que tiene bien asegurada la tierra firme. Y en el que es su octavo curso consecutivo de plata, el club gijonés sabe bien lo que es ese miedo.


Y es que el Sporting consigue respirar hoy después de vivir una auténtica situación límite hace menos de un mes. Una racha de nueve partidos sin ganar que fue de mal en peor, con seis empates consecutivos antes de enlazar tres derrotas que terminaron costándole el puesto al gallego Rubén Albés. La respuesta de la entidad rojiblanca fue Asier Garitano, que en una situación similar a la que vivió Óscar Gilsanz a su llegada, se estrenó a domicilio jugando para evitar meterse en un serio problema. El de Betanzos lo hizo con el objetivo de no caer al último puesto de la tabla, en el caso del técnico vasco, visitaba el Pepico Amat con la posibilidad de entrar en puestos de descenso si perdía ante un Eldense que entonces estaba en plena reacción con la llegada de José Luis Oltra. No sucedió. La respuesta fue buena y el cambio de entrenador dio resultado para sumar tres puntos vitales, no sin suspense, y llevarse de propina la diferencia de goles después del empate en el Molinón en el partido de la primera vuelta.

 

Cómo hemos cambiado

La inercia Garitano provocó que una semana más tarde atropellaran al Mirandés para terminar de poner almohadas en una caída libre que se había iniciado el pasado mes de diciembre. Porque si algo han demostrado estas dos últimas derrotas en Cádiz y Castellón es que probablemente hubiera problemas en el banquillo, pero, como suele suceder siempre, no eran exclusivos. 


A finales del pasado mes de noviembre, un Sporting que había tardado algo más de lo esperado en sacudirse la resaca del playoff de ascenso a Primera enderezaba el rumbo y llegaba a Riazor como cuarto clasificado a tres puntos del ascenso directo. La imagen que dio en A Coruña fue la de un equipo serio, compacto y con futbolistas capaces de marcar diferencias… aunque no le dio para ganar al Deportivo de Gilsanz, que entonces ya había conseguido salir de los puestos de descenso, pero solo tenía un punto de margen con la zona roja. Fueron esos equipos de la zona baja los que marcaron el principio del fin de las aspiraciones de los rojiblancos. Empate en tierras gallegas y, sobre todo, dos derrotas consecutivas ante el Cartagena y Racing de Ferrol que provocaron en Gijón un pánico que paralizó a plantilla y cuerpo técnico. Dos victorias en dieciocho jornadas desde que Mella neutralizó el tanto de Nacho Méndez.


Este sábado, con los papeles intercambiados, ambos equipos se ven las caras en El Molinón en un escenario de calma total para el conjunto coruñés, ya liberado de cualquier preocupación por abajo, pero tensa para los locales y una afición exigente que se guarda los reproches para  pasar facturas cuando pueda respirar con alivio.

Asier Garitano amortigua la caída del Sporting, pero no la frena

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