Me decía un buen amigo, fiel seguidor, que estaba sufriendo lo indecible con el discurrir de este Deportivo. Deseaba que todo acabase de la mejor forma posible y que se centrasen en crear un nuevo proyecto. “Sufro tanto que ya ni quiero ver los partidos, prefiero conocer el resultado final”.
Dicho esto, lanzo la mirada hacia la capital del Reino. Con sus idas y venidas, encuentro una referencia que serviría como punto de partida en la búsqueda de una hipotética solución. Presupongo que introducir la figura que concentraré, significará generar controversia de ‘colores’. Pero no me reprimo a exteriorizar mi referencia como proyecto a canalizar, ya que los ‘tiros’ van por otro lado.
Al actual técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane, figura incuestionable en su etapa sobre el césped, se le entregó la máxima responsabilidad técnica de su Club, basándose en la confianza que en él depositaba su presidente. Florentino Pérez, imagino que respaldado por su núcleo duro de colaboradores, se dejó llevar por el conocimiento que tenía de la persona y abrió un cauce positivo de consecuencias inimaginables en el momento de la decisión. Desde entonces, el curriculum del Club no paro de crecer en aristocracia.
No todo fue un camino de rosas, situación prácticamente imposible en esta disciplina, pero en los momentos de flaqueza de resultados, las ideas eran claras y la confianza en el técnico se mantuvo inalterable. Para un servidor, Zidane representa la estabilidad institucional. La seguridad de tener un líder cuando se le necesita para cumplir los objetivos.
Recogiendo todo lo señalado anteriormente, lo traslado a la esencia deportivista. El nuevo Consejo de Administración, impuesto por el propietario, debe encauzar el futuro, localizando al líder que canalice todas las ‘aguas residuales’ que actualmente emergen y logre llevarlas, en el menor tiempo posible, a la depuradora de la gestión, tanto deportiva como administrativa. Se necesita una seria y hábil reconstrucción. No hacerlo así, es volverse a engañar.
No hay opción de error. La pregunta puede ser incisiva, pero muy necesaria: ¿Es Ruben de la Barrera el hombre idóneo?. Difícil de precisar, pero para eso están los ‘pensadores’ de la Sociedad Anónima, que ahora cobran por ello. De todas formas, lo más importante de todo es ganar el próximo partido ante el Numancia.
Mi amigo no lo verá, pero estará ansioso por saber el resultado final.
Finalizo con un último pensamiento para el técnico Luis César. Es capaz de resistir a pesar de que los resultados no le acompañan. Dos cuestiones, o es que el presidente del Lugo confía plenamente en él, o es que el máximo mandatario ha perdido ‘su’ brújula.
Como siempre un placer.
