La detención de Ángel María Villar y su hijo Gorka ha sido la noticia de la semana. El presidente de la Real Federación Española de fútbol, que lleva 29 años al frente de la entidad, se enfrenta a cinco delitos en el marco de la operación Soule: corrupción entre particulares, consiguiendo con su influencia que su hijo fuese nombrado director general de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol); apropiación indebida, sustentado en el supuesto cobro de comisiones y donde fue indispensable la colaboración de Gorka, que también habría recibido mordidas a cambio de la celebración de partidos amistosos de la selección española de fútbol. Asimismo, las compañías mercantiles de Gorka están bajo sospecha y de ahí se derivan otros tres delitos: administración desleal, falsedad documental y alzamiento de bienes.
Con semejante panorama a nadie le extraña que la Fiscalía haya pedido prisión incondicional para ambos. Eso no ha parado la maquinaría del fútbol, que en el caso que ocupa el Deportivo, supuso la celebración del sorteo del calendario liguero del curso 2017-18. Asimismo, mientras muchos, como Enrique Cerezo callaban, otros, los que menos, se apresuraban a proclamar la inocencia de Villar, como en el caso de Joan Gaspart, el vicepresidente. No tardaron, no obstante, en aparecer otros como el exseleccionador Javier Clemente asegurando que la compra de favores era algo habitual en el mundillo. Tú me votas y a cambio yo ingreso más dinero en tu federación territorial. Nada nuevo bajo el sol, según el seleccionador vasco.
Otros como el presidente de LaLiga, Javier Tebas, al que precisamente no le une una gran amistad con su homólogo en la Federación, aseguraba ante los micrófonos que era algo esperado. Solo le faltaba relamerse. No fue el único que se veía venir este órdago, unas triquiñuelas que salpican a varios cargos de diferentes territoriales y que seguramente tienen mucho que callar. A más de uno seguro que le veían bien esos acuerdos bajo cuerda.
Mientras, el fútbol español habría portadas de medios e informativos y la noticia de Villar daba la vuelta al mundo.
Una trama criminal orquestada por un hombre bajo la lupa en los últimos años, reelegido una y otra vez, ahora entendemos cómo lo lograba con tanta holgura. El supuesto delincuente y su hijo delinquieron gracias, no solo a su pericia, sino también al silencio de la mayoría. Todos ganaban algo con estos tejemanejes y por eso nadie hizo saltar la liebre.
Ahora con el máximo dirigente de la RFEF entre rejas muchos se apuntan a decir que era algo que se veía venir e incluso, como en el caso de Tebas, que también tiene mucho que callar, alegan que lo habían advertido. Lo que pasa siempre, todos lo sabían pero nadie lo dijo, convirtiéndose así en cómplices de estos presuntos capos que, como la mejor de las `famiglias', construyeron un negocio que ahora, como un castillo de naipes, se ha desmoronado. Así es el `fúrbol'.
