Natural de Camariñas, Carlos Tajes representa un ejemplo de superación personal. A sus 54 años y después de haber sufrido un grave accidente de tráfico en 2007, ha regateado a la silla de ruedas a base de tesón y constancia, hasta el punto de caminar más de 600 kilómetros al mes.
El buen humor y la espontaneidad del vecino de A Barcala han convertido a este excampeón de kickboxing —doblegó al número uno del mundo— en un referente para sus convecinos y ha llegado incluso a ofrecer charlas en INEF a los jóvenes estudiantes del mundo del deporte.
Aficionado al RC Deportivo y al Real Madrid, vivió intensamente los años de esplendor de la escuadra coruñesa, de la que presumió en sus quince años de vida en Suiza, país al que se reconoce plenamente agradecido.
¿Cómo es tu rutina diaria?
Pues intento tener toda la fuerza mental necesaria, la que me dio el deporte al competir toda la vida en kickboxing a nivel profesional. Entreno cuatro o cinco horas diarias. Un alemán que tuve como entrenador nos hacía trabajar mucho a nivel mental, visualizando el campeonato. Los médicos me dijeron que no volvería a andar y camino más de 600 kilómetros al mes.
Eres un hombre muy admirado en A Barcala...
Sí, era muy conocido porque regenté muchos años el gimnasio de la urbalización. Daba clases de musculación, kickboxing y spinning. Me llevo de maravilla con toda la gente.
¿En estos dieciséis años tras el accidente tuviste algún momento de debilidad?
Pasé por momentos duros pero tuve que mentalizarme; cuando competiste a nivel europeo en Suiza, Alemania y España y de repente te ves un mes en coma y un año en una silla de ruedas... Resulta dramático porque yo en su día le gané en Alemania al campeón del mundo, Oliver Drexler, y estaba muy acostumbrado a competir. El cambio es radical. Estuve a punto de caer en depresión pero salí adelante con la ayuda de mi mujer.
Llegaste a dar conferencias en la universidad...
Estaba caminando como cada día y una chica me preguntó si era el deportista de A Barcala. Me propuso dar una charla en INEF para los alumnos porque le interesó mi historia. Me felicitaron por la fuerza mental que tengo y me aplaudieron bastante; fue un día bastante emotivo. Les dije que nunca hay que rendirse en la vida, esa es la clave. Se lo repito a mis hijos, siempre hay que luchar para coseguir más y más cosas. Tengo claro que nunca voy a poder combatir en kickboxing pero me valgo por mí mismo y eso es un logro.
¿Económicamente cómo sobrevives?
Pues tuve la suerte de que coticé en Suiza quince años y recibo una pensión por este país; me da para vivir un poco relajado, la verdad. No fumo, no bebo, no tengo vicios...
Desde pequeño te gustó el RC Deportivo de La Coruña...
Fui 500 o 600 veces a ver al Deportivo a Riazor porque estudié en el Hogar de Santa Margarita. El equipo estaba en Segunda. Soy deportivista y madridista. Me llenaba de orgullo que en Suiza conociesen A Coruña por el Deportivo. Tengo recuerdos maravillosos de esa época.
¿Con quién ibas en la final del ‘Centenariazo’ de 2002?
Me encantó cuando el Deportivo le ganó al Madrid en aquella final, soy más del Deportivo porque soy gallego, nací cerca de Camariñas.
¿Te duele ver al equipo coruñés en Primera RFEF?
Me duele y mucho; es duro verlo ahí abajo pero esperemos que pronto pueda cambiar nuestra suerte.
¿Cuál fue el encuentro que más te marcó en el estadio de Riazor?
Hubo muchos que han sido especiales pero, si tengo que elegir uno, me quedo con el Depor-Basilea de Liga de Campeones, que acabó con victoria del Deportivo. Estaba en la grada al lado de los seguidores suizos y entendía lo que decían en alemán. Al árbitro le decían de todo menos guapo. Le debo mucho a Suiza y me hizo una ilusión especial, estudié Deporte en la Universidad de Basilea y practiqué allí el kickboxing.
¿Crees que el Deportivo ascenderá este curso?
Lo veo mal.
¿Qué le falta?
Pues la verdad es que no lo sé pero me dolió mucho la derrota contra el Fuenlabrada en el tiempo de descuento cuando íbamos ganando 0-1. Mi sueño sería ver al Depor en Primera de nuevo. Vamos quintos por la cola y la cosa no pinta bien. Estamos en tiempos duros.
¿Qué mensaje le envías al seguidor deportivista hasta el final de temporada?
Pues que nunca deje de creer, no hay que perder nunca la fe, como hice yo en su día cuando estuve un mes en coma y un año en silla de ruedas. Tuve fe, estuve muy cerca de la muerte pero aquí estoy. El Depor en su día ganó la Liga y tiene que ascender a Primera División.
