Vi jugar a Santana los últimos años de su trayectoria deportiva. Lo que siempre me llamó la atención y me ha quedado en la retina es aquel golpe con efecto, del que fue precursor, que botaba en la pista del contrario y volvía a la suya, sin posibilidad de contestación. Nadie que no lo haya vivido se puede imaginar lo que representó en el mundo del deporte ‘Supermanuel’, como le llamaban por entonces.
Hay que reconocer que influyó mucho en su popularidad su origen modesto. Se trataba, como se ha dicho en múltiples ocasiones estos días, de un niño recogepelotas que había accedido a lo más alto por su categoría como jugador y sin muchos apoyos. Fue escalando poco a poco hasta conseguir la mayor gloria tenística y llegó a ganar nada menos que cuatro ‘Grand Slam’. Y fue dos veces subcampeón de la Copa Davis, cuando era todavía mucho más difícil que ahora llegar a la final.
Los coruñeses sabemos la ligazón que Santana tenía con nuestra ciudad. Empezando por su primera esposa e hijos –uno de los cuales, creo, vive en La Coruña- y siguiendo por toda la relación que, por mediación del tenis, ha tenido en el impulso de este deporte en la ciudad herculina.
Tuve la fortuna de conocer a Manolo Santana hace unos quince años, cuando empezó a tomar las riendas del ‘Mutua Madrileña’, y al que convirtió en un torneo grande. Había establecido una línea de colaboración con el Sporting Club Casino de La Coruña y visitó varias veces la ciudad. Se rumoreaba, incluso, que había puesto su granito de arena para que la entidad coruñesa obtuviese el torneo internacional femenino que con gran éxito organizó durante varios años. En una de sus visitas a La Zapateira se le mostraron fotografías antiguas del Leirón, procedentes del archivo del Casino y que él protagonizaba, algo que le complació notablemente.
Lo que más me llamó la atención de Santana fue lo educado y sencillo que era en el trato (lo mismo me pasó con Manolo Orantes). Y la facilidad de relacionarse socialmente con gente desconocida para él y con la establecía inmediatamente amistosos vínculos al poco tiempo de conocerla.
Sin duda, el tenis de ahora no tiene nada que ver con el de la época de Santana (sin descansos, inferior preparación física, raquetas de madera…). Pero nos atreveríamos a decir que, a pesar de la diferencia de títulos, Manolo Santana ha sido más importante que el propio Rafael Nadal para el deporte de la raqueta en España. Descanse en paz.
