El extremo del Atlético de Madrid Yannick Carrasco, expulsado por agredir a Otavio en el minuto 57 del partido del martes de la Liga de Campeones contra el Oporto en el estadio de Do Dragao, se perderá previsiblemente los octavos de final del torneo por ese motivo y se expone a tres partidos de suspensión, tal y como recoge la Regulación Disciplinaria de la UEFA ante esas actuaciones.
En el artículo 15 apartado E de ese código, publicado en su página web oficial, se recoge la “suspensión por tres partidos de competición o un período específico por agresión a otro jugador u otra persona presente en el partido”, como entendió el árbitro Clement Turpin, que expulsó inmediatamente al jugador belga.
Aunque nada más es su segunda expulsión en 195 partidos con el conjunto rojiblanco, el pasado verano ya le sucedió una situación similar en el amistoso de pretemporada contra el PSV Eindhoven, cuando fue expulsado en el minuto 41 por revolverse en el suelo con un rival. Salvo él, el Atlético no tiene más sancionados para el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.
Alivio rojiblanco
La clasificación para los octavos de final de la Liga de Campeones en Oporto confortó al Atlético de Madrid, aliviado desde todas las perspectivas por tal objetivo; en lo deportivo, en lo económico, en lo social, en la confianza, en la convicción y en lo técnico, reivindicado por el argentino Diego Simeone por el resultado, la prioridad en cualquier desafío, frente a la crisis y la incertidumbre, y resurgido por individualidades determinantes para su equipo, como el portero Jan Oblak o Antoine Griezmann, a la espera de encontrar su mejor versión colectiva. “Fue un desahogo muy grande para todos nosotros, porque sabíamos que nos estábamos jugando muchísimo. Tenemos que seguir de esta manera, porque esto es lo que somos nosotros. Nunca dejamos de creer”, resumió Ángel Correa sobre el sentir general del equipo después de la noche triunfal de los rojiblancos en Champions.
