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Un buen sorbo de positivismo vivió la familia deportivista la pasada semana. Todo comenzó el miércoles con la ‘fiesta colegial’. Los chicos de Manuel Pablo ofrecieron lo mejor de sí para dejar ‘semi encauzada’ la clasificación para una siguiente ronda de la Youth Leage.


Me gustaron las palabras del entrenador con las que acompañó la celebración de la victoria en la rueda de prensa: “Me gusta ir a por el partido desde el primer momento, tienen que acabar así todos, con los gemelos subidos, porque después obtienen recompensa”. Ya se sabe que cada partido tiene su historia, pero esa declaración de intenciones es una buena exposición hacia sus pupilos y demás ‘familia’.


La segunda satisfacción deparada se gestó en tierras riojanas. Lo venía reclamando desde hace tiempo: el salto de jerarquía era fundamental para ir marcando territorio. Hay puntos que valen, psicológicamente, más que otros y pienso que, estos tres, pueden valerlos. A ello se le añade el afianzamiento al frente de la clasificación. Una ubicación que, si se canaliza adecuadamente, puede aportar un extra de fortaleza.


Viendo las declaraciones del técnico, Borja Jiménez, cada día se me parece más a la de un médico pasando consulta. Siempre remarca la peor de las futuras opciones para tenerlas presente. Por si acaso las cosas se tuercen. Analizándolo de forma positiva, entiendo que es una autodefensa y para cortar euforias, pero siempre tan precavido puede generar ansiedad. Tras la victoria en Logroño, nos dejó este apunte: “Vendrá una mala racha, os lo voy advirtiendo”. Por otro lado, lo que sí es destacable y señala que tiene al grupo controlado, es el ‘análisis’ que hizo de sus jugadores: “Estamos contentos por los chicos, entrenan muy bien, hacen un esfuerzo de la hostia, son un buen equipo, buenos jugadores y vamos con todo”.


Todo esto se debe ver refrendado el próximo domingo ante el Extremadura con horario matinal (si hay partido). Un equipo que nadie sabe si está o no. Será una verdadera incógnita. Mediatizado por su crisis económica, puede salir hacia cualquier lado. En el último partido, su técnico, el bueno de Manu Mosquera, se vio en un proceso de alta tensión con un jugador de su misma camiseta. Más o menos lo que hiciera, en su momento, Luis Aragonés con Samuel Eto’o cuando estaban en el Mallorca. Pero se ve que a nivel mediático unos pesan más que otros y el tratamiento no es el mismo, por lo que, casi seguro, dirigirá a su equipo desde otra ubicación.


Cambio de tercio. Nuevo rumbo en la dirección técnica del Barcelona. Está claro que el efecto fin de ciclo no se asumió de la mejor de las formulas. La planificación de fichajes y bajas no fue la adecuada y ya se sabe que, cuanto más arriba se está, la caída puede ser mucho más profunda. En el fútbol todo puede pasar, ejemplos hay cantidad. Nadie daba un duro por Zidane y miren el resultado. Ahora llega Xavi, un icono para el barcelonismo, para salvar una situación crítica. Seguro que pondrá orden, pero los que juegan son los que deciden y a no ser que se puedan fichar “mirlos blancos”, el proceso puede ser doloroso y largo.


Finalizo. Me sorprenden las declaraciones del director deportivo del Real Club Celta de Vigo, Felipe Miñambres, una vez finalizado el partido ante el Barcelona: “El crédito a Coudet se lo da su trabajo”. Menos mal que empató el partido en la última jugada, como llegara a finalizar con el resultado del descanso, ya vería yo como se valoraba su trabajo. Mal asunto cuando se saca a relucir el crédito de un entrenador.


Como siempre un placer. 

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