No traten de entenderlo
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17º-23º

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Tres puntos menos para lograr el objetivo, decía este sábado Borja Jiménez cuando se le preguntaba por su análisis del partido ante el Badajoz. El técnico del Depor es consciente de la euforia externa, aunque trata de contenerla. De puertas para dentro desveló que había advertido a sus jugadores de lo complicado que era ganar cuatro partidos seguidos, fuese en la categoría que fuese.

Pero el preparador también se rendía en su comparecencia a ese ‘jugador número doce’, ese factor diferencial, ese ‘plus’ del que hablaba Álex Bergantiños.

No tiene comparación Riazor ni la afición con cualquier estadio de la Primera RFEF. Y, viendo lo que se vivió este sábado, es imposible no preguntarse qué habría pasado con público el año pasado o yendo incluso más allá en aquel aciago partido ante el Extremadura.

De nada vale lamentarse, el pasado no se puede cambiar, pero lo que quedó claro, por si quedaba alguna duda, es que el ‘factor Riazor’ ha vuelto. Al mismo tiempo que sus aficionados, que aún sin datos oficiales, a todas luces superaron los 15.000 este sábado. Un estadio en el que era difícil arañar puntos no hace tanto en la élite, en el que durante 18 años el Real Madrid hincó la rodilla, sonó el himno de la Champions League y en el que perdieron los mejores equipos de Europa.

Páginas gloriosas de la historia de un club centenario que ahora transita en la Segunda B (llamada ahora Primera RFEF). Pero nada de eso importa, da igual la categoría, en Primera, Segunda o Tercera que decía un aficionado captado por las cámaras hace un par de años. A los miles de seguidores presentes ayer en Riazor no les importa dónde juegue, ellos venían a ver el Deportivo.

No traten de entenderlo.

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