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D esde hace unos años el deporte ha evolucionado de tal manera que se ha convertido en un elemento imprescindible para el aficionado y con ello se ha desbordado la aplicación del marketing en las competiciones deportivas, lo que también ha generado una nueva fuente de ingresos para deportistas y clubes.

Tenemos ejemplos bien cercanos: Liceo Caixa en hockey; Leyma Básquet Coruña en baloncesto; o Depor ABANCA en fútbol femenino, sin olvidarnos de los diferentes patrocinadores que a lo largo de los años anteriores han tenido estos y otros clubes. Somos conocedores de las dificultades para llevar adelante los exiguos presupuestos de las sociedades deportivas, en especial de los deportes minoritarios, que a pesar de ser minoritarios han elegido la profesionalización de sus plantillas. En estos casos, bienvenidos sean los patrocinadores.

Pero dicho esto, no llego a entender algunas consecuencias de estos patrocinios, como la proliferación de los mismos en las selecciones nacionales, donde solo debería figurar la palabra “España”, o la utilización de la mujer para estos temas. Recientemente el equipo femenino noruego de balonmano playa mostró su disconformidad con la obligación de vestir el bikini en sus competiciones internacionales, solicitando su sustitución por una prenda mas cómoda, lo que les fue negado al entender la Federación que las jugadoras debían aportar un atractivo extra a la competición, para complacer a los patrocinadores. ¡Lamentable! Por distinto motivo, ¿deberían también protestar los “hispanos” de la Selección española de balonmano, que compiten con una decena de sponsors en la camiseta del equipo nacional?

Volviendo a nuestro entorno más cercano, no entiendo que sea necesario el anuncio en la parte trasera del pantalón de los equipos de fútbol, entre otros deportes, y tampoco comparto la idea más reciente de los anuncios individuales en las camisetas de dichos equipos, moda que ya hemos podido ver el año pasado en la S. D. Compostela, entro otros, y que este año han adoptado en el club deportivista. Salvando la ocurrente idea del humorista Touriñán, apadrinando a los jugadores de la cantera, -idea que merece todos mis elogios-, me parece una práctica poco adecuada para un equipo de tanta solera como el R. C. Deportivo de A Coruña.

También me merece comentario negativo la obligación que tienen los clubes de fútbol de aportar tres modelos diferentes de indumentaria. La tercera vestimenta del R.C. Deportivo presentada la pasada semana y estrenada con triunfo en Calahorra, parece que ha sido cuestionada por parte de la afición, por un lado al difuminarse la bandera gallega que lucía otros años, que queda reducida a una pequeña franja con el logo de la firma patrocinadora, y por otro al parecerse mas a la bandera finlandesa que a la camiseta tradicional. Lo mismo me ha parecido la oscura del equipo femenino. Menos mal que no han puesto el color negro que utilizan otros clubes españoles, pero creo que con las cosas del sentimiento colectivo deportivista no se debe jugar alegremente.

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