Los béticos doblegaron a un irreconocible Celta ( 0 - 1 ), que se despide des los puestos europeos.
Con la segunda unidad en el campo, el Celta perdió sus señas de identidad. Se olvidó de lo que mejor hace, atacar, y se centró en neutralizar a Dani Ceballos y Joaquín con marcajes individuales de Pape Cheikh y Marcelo Díaz.
La táctica no le salió del todo mal, pese a que el Betis disfrutó en el primer cuarto de hora de tres buenas ocasiones: en la primera Joaquín obligó a Sergio Álvarez a lucirse con una espectacular estirada; en la segunda un disparo de Alex Alegría se marchó fuera por poco; y en la última un cabezazo de Durmisi acabó en las manos del portero gallego.
El Celta era incapaz de salir de su campo. Sin la chispa de Aspas, la velocidad de Sisto o la creatividad de Hernández y Wass, el equipo de Berizzo se empequeñeció. El dominio era absoluto de su rival, que perdió protagonismo en el área viguesa en cuanto los celestes ajustaron sus marcajes individuales.
Tardó 39 minutos el Celta en disparar a puerta, algo inusual en un equipo acostumbrado a producir muchísimo en ataque. Y su primera ocasión fue clarísima, después de un error del Betis que dejó al belga Theo Bongonda en el mano a mano ante Adán, que salvó a su equipo en esa jugada y en la siguiente, con un disparo cruzado de Jozabed.
Mejoró el Celta tras el paso por los vestuarios. Adelantó un poco sus líneas y con eso le bastó para tener mayor tiempo el balón en su poder. Guidetti lo agradeció porque entró más en juego, pero cuando más asentado parecía su equipo el Betis, que ya había avisado con un tiro cruzado de Durmisi, lo golpeó con un remate de cabeza de Darko Brasanac.
El Celta se sintió obligado a salir al ataque tras recibir el gol bético. Wass pudo lograr el empate al final pero su disparo se marchó fuera.