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Menudo negocio, sin quererlo, tiene entre sus manos la entidad bancaria. Dueña de un Club que alcanza uno de los niveles deportivos más bajos de su historia, con una temporada aciaga en todos los sentidos y en el último partido del campeonato logra, en su estadio, completar el aforo permitido por las autoridades sanitarias. Cinco mil personas apoyaron de forma entusiasta, sin el más mínimo reproche, a un equipo que les hizo pasar ‘las de Caín’ a lo largo del campeonato. Abanca tiene una joya que si la saben administrar, tanto deportiva como económicamente, le sacará exponencialmente grandes réditos indirectos.


No pretendo sacar méritos a los gestores bancarios, es muy digno de elogio no bajarse del barco en estos momentos de incertidumbre. Sería lo fácil. Pero ellos también son conocedores de la repercusión mediática que tendría un abandono. Tener esa masa social en contra no sería nada positivo para sus intereses. Una losa muy difícil de superar socialmente. Conocedores de dónde están y con quiénes están, deben ahora generar un proyecto de futuro. Saben que siempre les traslado la palabra pasión como pasaporte hacia el éxito. Sin esta arma, todo queda diluido en aventuras paganas.


Por ello me preocupan los planteamientos puestos encima de la mesa en la última asamblea. Un Consejo de Administración profesional, pero sólo en el espíritu. Nada de involucrarse, sin ofrecer pasión desde el pulpito dirigente. Todo queda en manos del ‘gestor’ de turno. Se da a entender que sacar un abono del Deportivo es como ir a retirar una cartilla a plazo fijo.


Con todo el respeto, sin menospreciar a nadie, me da la sensación de que cuando el equipo se desplace para disputar un partido fuera de Riazor, su compañía será la del director de la oficina ‘8’ de la ciudad herculina, pues le toca el turno de guardia.


En fin… Deseo que esta nueva política organizativa pueda cambiar el orden establecido y genere un proyecto ilusionante que propicie al Deportivo una inyección hacia el fútbol profesional, que en definitiva es lo que ansían los sacrificados seguidores deportivistas.


Cambio de tercio sin dejar los colores blanquiazules. Última jornada en Soria después de materializar la confirmación de la categoría a disputar la próxima temporada. El nivel de adrenalina podría bajar y generar cierta relajación, entiendo que no será así, ya que no se deben olvidar que la posibilidad de disputar la Copa del Rey está en juego. Un campeón de Copa, por responsabilidad, debe estar presente. Así que, en tierras numantinas se juega algo más que tres puntos.

Como siempre un placer.

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