Figueroa Vázquez y otros arbitrajes absurdos
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Figueroa Vázquez y otros arbitrajes absurdos


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Y se consumó el esperpento. A la absurda expulsión de Vicente el día del Girona, tenemos ahora la ridícula resolución del comité de competición que le impone un partido de sanción a pesar de admitir que las palabras del futbolista no eran merecedoras de la expulsión. Algo difícil de entender. Te doy la razón y te castigo al mismo tiempo.

Desconozco que pudo pasar por la cabeza del colegiado cuando le sacó la roja directa. Igual consideró que lo del “hoy no has estado bien, no te puedo felicitar…” era un menosprecio a su labor. Igual creyó que lo del “…muy mal, hoy muy mal” es una reiteración de ese menosprecio. Y ya puestos, es posible que lo de utilizar el adverbio “muy” haya sido considerado como ensañamiento. Total, que entre menosprecio, reiteración y ensañamiento hasta tendremos que dar las gracias de que solo le haya caído un partido al bueno de Vicente. De risa. No es la primera vez que tenemos un arbitraje como este con decisiones inexplicables que rozan lo grotesco. Así, a bote pronto, el recuerdo más claro que tengo fue el de Llonch Andreu, aquel árbitro catalán que en un partido en Riazor en la temporada 1996-97 recibió el impacto de una moneda que no le causó rasguño alguno, pero que provocó que cayera desplomado al suelo en una actuación teatral memorable. Aquel monedazo de un chaval de 14 años que fue identificado de inmediato motivó que Riazor fuese clausurado por un partido y que el presidente Lendoiro fuese inhabilitado por haber recurrido a la justicia ordinaria. Luego en otros campos se lanzaron mecheros, palos, monedas y hasta una cabeza de un cochinillo. Pero allí no pasó nada. 

Curioso fue también el arbitraje de Melero López en un Depor-Barça B de la temporada 2011-2012. En una jugada que el colegiado iba siguiendo perfectamente, Diego Colotto zancadillea a un contrario. Pues bien, el árbitro mostró tarjeta amarilla a un pobre Valerón que pasaba por allí. Y éste, entre que no ha protestado nada en su vida y que yo creo que quería saber lo que se siente al recibir una tarjeta, pues solo supo decirle al árbitro: “Disculpa, pero creo que te has confundido”. No hubo marcha atrás y Valerón se quedó con la tarjeta, que tampoco pasaba nada. En cambio a Colotto le vino muy bien ya que iba ya cargadito de tarjetas amarillas y una más le hubiese supuesto un partido de sanción. Vaya, que nos vino bien el error.

Se quejaba el otro día Víctor Mollejo del trato recibido por Figueroa Vázquez. Hablaba de que se dirigía a él de forma diferente por el hecho de ser un chaval de 18 años. Algo así nos pasó también en la temporada 92-93 con otro pintoresco árbitro llamado Pajares Paz, al que en un At.Madrid-Deportivo le pusieron un micrófono en su uniforme los de Canal + para escuchar todo lo que se decía en el terreno de juego. Pues bien, mientras a los jugadores del Atleti les llamaba por su nombre: Futre, Manolo (a éste le llamaba “paisano”), Donato, López… a los del Depor, salvo a Fran, les llamaba por su dorsal: Aldana era “8”, Bebeto “11”, Nando “3”… En fin, diferentes maneras de tratar a los jugadores… Al año siguiente Donato ficharía por el Depor. Desconozco si Pajares Paz olvidó su nombre automáticamente...

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