Me dicen que el Depor fue un manojo de nervios. Dicen que en el palco noble de Riazor también había mucha tensión. Tiene que resultar muy duro para los responsables de fichar tener un entorno que empieza a señalar arriba y no al banquillo cuando el equipo no juega a nada o simplemente da pena verlo jugar.
Así es este juego. Cuando en el tiempo de descuento, mientras los aficionados hinchaban sus pulmones para cuando el árbitro pitara el final de la primera parte, llega Luisinho y marca el gol que dio alivio a la grada. También alivió a Mel, que empezaba a dar síntomas de asfixia y también en el palco de la presidencia, que alguno estaba pelín color morao...
Ganar a un rival sin entrenador y con poco fútbol mucho mérito no tiene, pero tres puntos son ahora muy valiosos
El Alavés llegó sin entrenador (lo despidieron casi en la víspera del duelo), pero eso un equipo lo puede soportar, que le pregunten a Riazor, que en los últimos años no da con uno que dé estabilidad a la plantilla blanquiazul.
La victoria por la mínima de anoche fue un alivio, un parche, una tirita, una bocanada de aire. Pepe Mel sabe que tiene mucho trabajo por delante para convencer que es capaz de dar un modelo y un estilo de juego al Depor. Sumar tres puntos, en principio, da confianza. Incluso un respiro a los que más mandan, que aplazan una decisión que tarde o temprano deberán tomar si no quieren que la grada se gire hacia al palco a la hora de culpar el poco fútbol que ofrece un equipo que, según dicen, está confeccionado para jugar en Europa... Ganar a un rival sin entrenador y jugador estrella (Bojan) estaremos de acuerdo que mucho mérito no tiene. ¿O sí?