SIGUE EL ESPECTÁCULO. Una vez que decide un órgano de disciplina cabe recurso a Apelación, luego al TAD y todo acaba en el juzgado correspondiente. Es a lo que nos llevan, el cuento de nunca acabar y que resulta hasta cansino. Estamos metidos en este lió todo por culpa del vil metal, la pasta.
Tebas y su equipo han derrochado mucho dinero en tener todo lo necesario para reanudar la competición y que cada equipo fuese una burbuja. Y casi lo consigue, pero el bicho del coronavirus poco sabe de negocios y en la recta final, cuando todos los equipos estaban casi en la línea de meta apareció en escena el Covid-19. Y, lamentablemente, todo se vino abajo. Le tocó al Fuenlabrada pero pudo ser cualquier otro.
La historia no iría a mayores si Javier Tebas hubiera tomado la decisión correcta. De hecho en primera instancia se comunicó al club coruñés que se suspendería toda la jornada y Fernando Vidal entendía como lógico. Pero el presidente de la LFP recibió una llamada de la plataforma televisiva de que ellos tenían todo previsto, con las unidades móviles desplazadas a los estadios y que era mucho el dinero que perdía, así que el jefe del balompié profesional tuvo la infeliz idea de suspender el Depor-Fuenlabrada para ‘aliviar’ el negocio de las teles. Es decir, que puso el vil metal por encima de los intereses de la salud pública.
Luego ya saben la historia. El Fuenlabrada, con sus directivos entregados al deseo de Tebas, tuvo hasta 30 casos de coronavirus y ello provocó la alarma social y un grave perjuicio para la ciudad de A Coruña, por lo que primero el Concello se fue a denunciarlo ante la Fiscalía y luego la Xunta abrió un expediente sancionador tanto al club madrileño como a la propia Liga de Fútbol Profesional.
En definitiva, que el lío se montó por una cuestión monetaria y se antepuso el negocio a la salud. Así de claro: hubo delito.