Volvemos a julio de 2020. Informe de la policía sobre las supuestas negligencias que el Fuenlabrada y LaLiga cometieron el día y los días previos al partido ante el Deportivo, como la no comunicación de positivos en tiempo y forma a las autoridades. Un crisol de datos que ponen de manifiesto lo que ya se sabe: la forma interesada y parcial en la que la patronal actuó en el caso.
Y por supuesto, una vez conocido el contenido del mismo, el funcionamiento de la maquinaria informativa de Tebas, tanto la que está debajo de su paragüas y forma parte de su entramado de empresas, como otros medios nacionales. Todos los que ya en verano se encargaron de desprestigiar cualquier información que surgiese desde A Coruña o que manchase a su jefe.
Regresamos al día de la marmota, con nuevos argumentos. Ahora las filtraciones de la policía son interesadas, cuando se filtraban audios de whatsapp de grupos privados no había ningún problema. Todo es moldeable según su interés, lo censurable pasa a no serlo y viceversa, juegan con las cartas marcadas y no se sonrojan al hacerlo. De la mano de un CSD bien untado, al que han comprado su silencio (si es que alguna vez tuvo voz) tapándole la boca con millones.
Nada nuevo bajo el sol, acabamos este aciago 2020 de nuevo con los dardos disparando en una misma dirección, silenciando desde Madrid lo que interesa y echando tierra sobre unas evidencias cada vez más claras. Puede que nunca reciban castigo ni Tebas, ni el Fuenlabrada, ni Praena, ni ninguno de los actores que contribuyeron a esa farsa, a esa huida hacia adelante en plena pandemia. Pero verlos removerse con cada información que reafirma hasta donde les llega el barro, lo manchadas que tienen las manos es al menos un consuelo. Así como el pensar que siempre dormirán (por mucho que digan que lo hacen tranquilos) con el temor de que algún día reciban una pena de la que, por el momento, se han librado.