Los días de Pepe Mel al frente del banquillo estaban contados desde la goleada ante el Español. Salvó un match play frente al Getafe pero el poco crédito que le quedaba lo dilapidó contra el Girona. A propósito de este encuentro, no parece de recibo que el partido termine en el área del Depor donde estuvo más cerca de llegar el uno tres que el empate. Insostenible actitud frente a un club que deberá pelear por eludir el descenso. 

Ante esta situación el Consejo ha apostado por aupar a Cristóbal Parralo al primer equipo. Una oportunidad que recuerda a la que otros equipos hicieron con los técnicos de la casa. Viene bien recordar que Guardiola venía del Barça B de Tercera o Zidane que –pese a una experiencia como segundo de Ancelotti– entrenó al Castilla en Segunda B. Ambos eran de la casa y triunfaron en su triple salto de categoría. Cristóbal tiene una oportunidad de oro de demostrar su valía al frente de una plantilla con jugadores más que capacitados para jugar en la máxima categoría.

La designación del nuevo técnico, entraña claro está, varios riesgos. En primer lugar, se trata de un técnico sin experiencia en Primera, algo que se presupone como una carencia. No conocer a los equipos de la categoría y ‘sus reglas’ es sin duda un hándicap.

En segundo lugar, coge al equipo en plena competición, sin apenas tiempo para modelar a los jugadores a su nuevo sistema. La apuesta más sólida pasaría por tomar las riendas de la primera plantilla en pretemporada. El día a día que imponen los resultados será una presión que no tenía en el Fabril.

Pero también hay motivos para el optimismo. Su trabajo en el filial, líder en Segunda B después de lograr el ascenso en la pasada campaña, lo avalan como un entrenador eficaz y ha dejado una impronta imborrable en equipo. Juega a su favor el conocimiento de la cantera y la posibilidad de incorporarlos a la primera plantilla cuando las circunstancias lo precisen. Sin duda esto último, actuará como un estímulo para los jóvenes y una esperanza en el proyecto de Abegondo.

Por último, el cordobés tendrá a su lado a Javi Manjarín, un hombre que formó parte de uno de los inolvidables equipos blanquiazules y que mantiene el respeto y el ascendente sobre el deportivismo. Queda la duda del papel que ha jugado Barral en este cambio. A falta de Fernando Vidal, no sabemos si la apuesta es exclusivamente del Presidente y su Junta Directiva o si el responsable técnico ha tenido algo que ver o si tenía otro plan.

Lo dicho, suerte y larga vida a Cristóbal Parralo en el reto más importante de su vida como entrenador.