En el Depor se vivieron años gloriosos e históricos para la centenaria entidad. Hubo nombres propios que han quedado grabados a fuego en la memoria de los aficionados blanquiazules. Al César lo que es del César. Lendoiro fue un personaje clave, a pesar de su peculiar gestión, para lograr que el club se convirtiese en el más laureado del fútbol gallego con la conquista de seis títulos oficiales y jugando de tú a tú ante los más grandes del balompié español y europeo, con memorables duelos en la Liga de Campeones que le permitieron acariciar una clasificación para la final si Mourinho no nos hubiera visto “tan creciditos”. Esa frase del luso, por entonces entrenador del Oporto, dolió lo suyo al deportivismo cuando nos apartó del sueño continental.

Lo dicho, que el presidente de más éxito del Depor, en cuanto a títulos, fue el más listo de los pillos por aquellas fechas en el fútbol español, porque fueron años en los que nadie controlaba el deporte rey profesional y se gastaba lo que no se tenía. 

El nombre de A Coruña resonó en toda Europa, gracias a las excelentes participaciones del Depor en la máxima competición continental al ganar en varios campos míticos. Un club pequeño entre los grandes.

Ahora, el actual consejo de administración es partidario de recuperar y poner en valor parte de esa historia. Así saca a relucir la primera elástica con la que se ganó el primer título oficial, la Copa del Rey de 1995, o recupera a personajes históricos para el club como lo fueron Fran y Valerón, dos nombres propios que han marcado la etapa más gloriosa de la entidad.

Vidal y sus compañeros han entendido que tratar de renunciar al pasado, como si no hubiera existido, es la tontería más tonta que se ha cometido en este club desde que Lendoiro ya es historia. Recuperar el espíritu de la época más laureada del Depor es tener una referencia clara a donde se quiere llegar en el futuro, aunque sea lejano.