Finalmente el Depor ha cerrado su plantilla la pasada semana con la deseada incorporación de Lucas Pérez. Era Lucas y no otro el revulsivo que necesitaba el equipo -y también la afición- para cambiar la mentalidad de estas últimas temporadas. Se ha dicho en esta columna que el de Monelos aporta muchas cosas buenas al plantel. Tiene gol, ejerce liderazgo en campo, entusiasma a la grada y, algo muy importante, quiere jugar en el Depor porque es el equipo que le ilusiona. No es baladí esta última consideración. Nos quejamos que son muchos los futbolistas que llegan a Riazor, casi todos en calidad de cedidos, a pasar un año que les permita promocionarse para firmar un contrato mejor con otro club. En el caso de Lucas es diferente. Llega con el deseo de reivindicarse en su tierra después de un año donde le han dado pocos opciones en la Premier.

Si la firme decisión del jugador ha sido fundamental en su regreso a casa, no lo es menos la paciencia y convicción que mostró Tino Fernández. Desde el principio apostó por la vuelta del jugador al equipo. No debió de ser fácil. El Arsenal había desembolsado íntegramente la cláusula de rescisión de Lucas y no estaba dispuesto a dejarlo marchar perdiendo dinero. En Londres se recibieron ofertas que superaban la del equipo coruñés pero tanto la negativa del jugador que se negaba a abandonar el equipo sino era al Depor, como la determinación del presidente blanquiazul obraron el milagro.

Hay en este fichaje un cierto cambio de tendencia en la política del Club. En este caso se ha elegido al jugador que mejor encajaba en el proyecto y se ha ido a Londres a buscarlo con decisión, asumiendo muchos riesgos pues no era fácil activar un plan B a escasas horas del cierre del mercado. Sería muy buena noticia que esa tendencia se confirmara en el futuro y no acudir al mercado bajo el reclamo de habilidosos agentes deseosos por colocar a sus futbolistas, no siempre buenos ni idóneos para el cuadro coruñés.

Tras la incorporación a última hora del portero rumano Pantilimon, el técnico Pepe Mel dispone una plantilla versátil que mejora la del año anterior. Incorpora a la defensa a Schär, un suizo que mejora lo que había y relega a Albentosa a la grada.

En la media apetece ver jugar a Fede Valverde, convocado por su país para la fase de clasificación de la Copa del Mundo 2018. Borges, Mosquera y Guilherme completan una línea medular de garantías. Arriba Bakkali y Cartabria reforzarán las bandas y Mel podrá elegir al mejor acompañante de Lucas. La pareja con Andone promete. Vamos, que este año deberíamos llegar tranquilos a las últimas jornadas.