NO QUIERO LA MEDALLA
lll
17º-23º

NO QUIERO LA MEDALLA


Usuario

La pasada final sub-21 nos dejó una imagen que se repite en muchas ocasiones pero que no por ello es menos significativa. Los jugadores de la selección, tras recibir su medalla de subcampeones de Europa colgada al cuello, pasaban rápidamente a deshacerse de ella. Rostros serios, desencajados, lágrimas y preseas que pesaban. Despreciadas, como si el premio fuese irrisorio.

Está claro que nadie quiere perder una final. Muchos dicen que el subcampeón es el primer perdedor de una competición, pero eso no quita que la gesta sea importante. Lograr la medalla de plata en un torneo continental, apeando a tantos buenos combinados y practicando un fútbol tan vistoso no es algo sencillo. Atrás quedaron escuadras como Italia, a la que España apeó del campeonato en uno de sus mejores encuentros. El problema es que el día en el que peor compitió fue justo en el que no podía fallar.

Algo de culpa también tuvo la selección teutona, que logró centralizar a los de Celades, tampoco se puede reducir todo a un mal día del combinado nacional. El caso es que la sub-21 no pudo lograr el cetro continental y la imagen mostraba a futbolistas a los que la presea de plata les caía como una losa al cuello y que se apresuraban a quitarse. Un gesto feo, habitual en prácticamente todas las finales, pero muy comentado. Lo siguiente fue comprobar como todos aquellos que habían encumbrado al Olimpo de los dioses al equipo lo hacían descender a los infiernos con pasmosa facilidad, hablando de ‘generación perdida’ y otras frases catastrofistas.

...Muchos dicen que el subcampeón es el primer perdedor de una competición...

Los mismos que prácticamente ya daban por segura la medalla de oro ahora se lamentaban de la oportunidad perdida, de la incapacidad de dar marcha atrás y cambiar una realidad que no gustaba. Perder, pese a todo, es edificante. Nada provoca tantas reacciones como la derrota, caerse, fallar. Muchas veces ganar hace que nos instalemos en la autocomplacencia. El fallo, los reveses, el no conseguir algo, toda esa frustración puede ser un arma muy poderosa para provocar cambios. O dar un golpe de timón. O marcar un punto de inflexión.

La derrota escocerá durante mucho tiempo a este equipo sub-21 pero a bien seguro les proporcionará enseñanzas de cara al futuro. Porque volverán a jugar finales, o con la selección o con sus respectivos equipos, y reconocerán situaciones vividas en el pasado, cómo reaccionaron a ellas y con total seguridad encontrarán nuevas formas de hacer frente a las mismas.

Pese a que ahora piensen que no hay conclusión en la derrota más que la desazón de verse perdedor. En un traspié puede estar el germen de una gesta. Ya lo decía un tal Michael Jordan: “He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito”.

NO QUIERO LA MEDALLA

Te puede interesar