Esta misma semana declaraba Karl- Heinz Rummenigge -CEO del Bayern Múnich- al diario alemán Bild que se sentía horrorizado con los costes en fichajes y sueldos que barajan los clubes más potentes de Europa con sus estrellas. Decía el delantero teutón: “Lo que me causa preocupación no son solamente las sumas por traspaso; 100 o 120 millones de euros ya no son nada espectacular. Estoy mucho más preocupado por los sueldos que se están pagando, sobre todo en España, Inglaterra e Italia. La tendencia va hacia pagar sueldos netos. Tenemos que tener cuidado de no desestabilizar nuestro orden salarial. Las dimensiones son enormes”.
No le falta razón al potente delantero alemán de los ochenta. Tanto en Inglaterra, gracias a los suculentos contratos negociados por los derechos de tv, como en Italia, que ha aprobado una normativa fiscal más amable con los sueldos millonarios, como España que tiene dos de los equipos más caros del mundo, se ha disparado la subasta de primas y sueldos por fichajes.
La consecuencia más inmediata es que se reducen de manera drástica los clubes que pueden costear a las figuras del futbol pero se da la paradoja de que existen jugadores atrapados en clubes de donde no pueden salir porque no hay equipos en el mundo que pueda pagar sus emolumentos.
Véanse los casos de Bale o de Neymar, dos futbolistas que por unas u otras razones no pueden salir de sus clubes por el coste de sus traspasos y sus fichas.
Se ha pasado de un selecto grupo de equipos que aspiraban a fichar a las estrellas a que esas mismas estrellas ansíen encontrar un club que sea capaz de pagar sus honorarios.
Apuntaba Rummenigge que la solución a esta endiablada subasta de jugadores top se encuentra en cultivar la cantera, algo que se ha apuntado muchas veces desde esta misma tribuna. Para muestra el ejemplo de las selecciones españolas en categorías jóvenes. Este año la selección española Sub 21 y la Sub 19 se han proclamado campeonas de Europa. Tristemente estos jugadores pasarán, en un porcentaje considerable, a militar en clubes de medio alcance o directamente al ostracismo mientras que los grandes equipos contratan a futbolistas de extranjeros cuya calidad está todavía por demostrar.
Para añadir más madera al debate hay que decir que muchos de los jóvenes talentos aconsejados (o mal aconsejados) por la maraña de intermediarios que pululan en este negocio, ya sean agentes, representantes o incluso sus propios padres, son quienes ayudan a inflar esta burbuja en la que se está convirtiendo el fútbol de élite.
De seguir por este camino sólo unos pocos clubes podrán fichar al disponer de grandiosos presupuestos aunque la realidad sea, finalmente, insostenible.
@pgarcia_ramos