¡Dimisión!
E n ocasiones cuando coincido con compañeros de profesión de Barcelona, Asturias, Madrid o Bilbao, entre otros lugares, en reuniones relacionadas con nuestro trabajo se extrañan de lo que viene ocurriendo en el Deportivo en las últimas temporadas. Inevitablemente se refieren a la etapa de Lendoiro y que se hagan comparaciones con la actual.
Valoran, como no podía ser de otra manera, el pasado tan glorioso del Depor con la consecución de seis títulos. También es verdad que el club, como muchos otros, vivió por encima de sus posibilidades y que endeudarse salía gratis. No fue el blanquiazul el único, era costumbre hasta que la Administración paró los pies al fútbol profesional. En la actualidad es impensable que se pudiera repetir la historia, imposible. Más control económico, tope salarial y nadie juega con las cartas marcadas.
Los compañeros se mostraban sorprendido de lo barato que se puso en A Coruña despedir a los entrenadores. Tienen razón. Desde la despedida de Fernando Vázquez se puso la cosa complicada para los titulares del banquillo; rezaban para que las redes nos les ‘sentenciaran’. Fue lo que logró Tino y sus directivos con la idea errada de calmar las críticas a su gestión.