A primera vista parece increíble que la recién llegada Irene Lozano –que rige los destinos del Consejo Superior de Deportes en la actualidad- ha logrado algo que hasta ahora nadie había conseguido: poner de acuerdo al presidente de la FEF, Luis Rubiales, y al presidente de la LFP, Javier Tebas. Ha sido sobre la reanudación de la competición futbolística en España. Se trata de un documento firmado por los tres (por las instituciones que representan), en los que abren las manos “siempre y cuando las circunstancias sanitarias lo permitan”.

El único pero que hay que ponerle a este pacto es que no hay fecha para empezar los torneos, no hay fechas para comenzar los entrenamientos y no hay indicaciones sobre cómo se va a vigilar la seguridad de los equipos y sus componentes. O sea, en realidad, se trata de un pacto perfectamente mejorable, pero incardinado dentro de la política informativa de este Gobierno, que prima casi exclusivamente la imagen por encima de cualquier decisión que, por lo general, no se atreve a tomar por si tiene que volverse atrás, como está ocurriendo desde hace casi dos meses.

Pero tampoco vamos a criticar demasiado este pacto de imagen porque tanto la UEFA como la FIFA, hermanas mayores de la Federación Española de Fútbol, también están a expensas de las autoridades sanitarias, como es natural. En su salida pública, tanto Infantino como Ceferin sí han anunciado cantidades de dinero para el fútbol en todas sus especialidades, si bien señalando cifras con mucho más detalle que las exhibidas en el comunicado español reciente.

Aquí, Lozano-Rubiales-Tebas dicen que dedicarán parte de los recursos audiovisuales del fútbol para dar un impulso a otros deportes. También, en el comunicado, figura una alusión a la creación de un fondo de 10 millones de euros, junto con la AFE, que iría dedicado a deportistas con necesidades perentorias.

Por último, en la nota informativa del Consejo Superior de Deportes figura una alusión al Mundial de fútbol de 2030, al que parece ser que ahora trata de postularse este Gobierno de forma oportunista porque ahora no venía a cuento ninguna alusión a esa competición dada la situación social que atraviesa España. ¡Ay, la agenda 2030! Todavía no está resuelta la situación de 2020 como para pararse a pensar en 2030. En fin, la improvisación exhibida como bandera también el deporte.