La verdad es que vemos al equipo bastante tranquilo, al menos cuando los profesionales se expresan ante los medios. Futbolistas y cuerpo técnico parecen estar absolutamente seguros de llegar a buen puerto en esta tormenta en la que se ha convertido el final de la presente temporada. Es envidiable, sin duda, porque la afición, lo que se dice tranquila, no está demasiado.
En los 'mentideros' del fútbol se habla de todo con respecto al desenlace final de la temporada. El deportivismo ya sabe lo que es descender contra pronóstico. Ocurrió no hace mucho, con el bueno de Miguel Ángel Lotina en el banquillo y 43 puntazos. Amén de los amaños, que los hubo, amén de la mala suerte, que también, es evidente que se llegó al final del curso jugando con fuego, y el equipo se quemó con el descenso a los infiernos.
Aunque algunos aficionados se cabrean cuando escuchan o ven discursos tan optimistas hay que ser todo lo positivos que nos deje el raciocinio. Es mejor que el plantel esté todo lo tranquila que pueda para intentar puntuar en Villarreal o hacerlo en la última jornada frente a la UD Las Palmas.
Si el Eibar puede mitigar el sufrimiento de la afición blanquiazul, mejor
La otra opción está en Ipurua. Uno, que tiene amigos en Eibar, ya ha hecho tropecientas llamadas para solicitar que los armeros sigan bien armados demostrando el coraje y el valor futbolístico que les ha llevado a completar la mejor temporada de su larga y notable historia.
Sé que lo normal es centrarse en el equipo de uno, en este caso en el Depor, y también que no está bien encomendarse a terceros. Posiblemente a los futbolistas no les guste, cosa que sinceramente me da igual, porque los que lo pasan absolutamente mal, como de costumbre, son los aficionados. Y (con todo el cariño para el Sporting) si el Eibar puede mitigar lo que está padeciendo la nerviosa afición blanquiazul, mejor. De hecho, como así sea, el que esto escribe se hará socio-amigo del club vasco tan pronto como en breve visite la localidad eibarresa.
Si no, nos iremos a una última jornada `de infartar' donde, como siempre, sufrirán los de siempre.