El partido del domingo despierta ilusión en el deportivismo. ¿Cómo no? Si esta hinchada, además de que nunca se rinde, tiene más que la mayoría de las aficiones de este país.
La victoria en Las Palmas y el envite ante el Atlético que el Depor no mereció perder; la seriedad de Cristóbal y Manjarín; el cambio de actitud de la plantilla subiendo la intensidad de los entrenamientos y, por ende, de los partidos... Son varios los factores que han despertado media sonrisa en unos seguidores que tienen una fe a prueba de bombas en su escudo. Como no podría ser de otra forma.
El parón de Liga habrá servido para que el cuerpotécnico matice más lo que quiere, el estilo que ha de tener el Depor
El parón de Liga habrá servido al entrenador y a su grupo de trabajo para matizar más su estilo, su forma de encarar los partidos, la filosofía que quiere en sus futbolistas. Y el choque de Málaga será una buena referencia de presente y sobre todo de futuro.
Históricamente, al glorioso le han llamado el ‘equipo aspirina’ todos los cronistas de la ciudad desde tiempos pretéritos. Era enfrentarse a cualquier plantel en dificultades, con problemas, en una mala situación, y ‘palmar’ fijo. No pasó con la UD Las Palmas y no tiene por qué pasar mañana. Si Cristóbal y Manjarín también han conseguido cambiar eso, la ilusión seguirá siendo a prueba de bombas... nucleares.