Ayer me desayuné leyendo que al término de la campaña se van a pedir elecciones al Deportivo, que hay un movimiento que se va a poner a reunir el cinco por ciento de las acciones, solicitar una Junta de Accionistas Extraordinaria y también reunirá el 10% por ciento para cambiar a los actuales rectores de la entidad. Está claro que cada uno tiene derecho a hacer lo que le venga en gana. Solo faltaría. Lo que me sorprende es este tipo de movimientos. Perdonen, pero no estoy acostumbrado.
Pena que no hubiera estos movimientos  cuando el club pasó sus años más oscuros tras ganar los títulos, cuando estuvo abocado a la desaparición y entró en una espiral peligrosa con el concurso de acreedores. Nadie alzó la voz de esa manera cuando la entidad parecía pertenecer a un solo linaje familiar. Pero eso es ya pasado y las cosas cambiaron para bien en lo económico, pero no así en lo deportivo.
Es cierto que Tino Fernández tiene que hacer una seria reflexión sobre lo ocurrido en estos últimos años y tomar una decisión. Su gestión en el apartado deportivo se puede calificar de nefasta. El Depor, competitivamente, no puede caer más bajo porque es un descrédito enorme y no vale que los pocos dineros no dan para más. El presidente debería encabezar y dar la cara ahora más que nunca.