Rubiales y Arabia
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Rubiales y Arabia


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No se han apagado, ni mucho menos, los ecos del sorteo para la celebración de la Supercopa de España. La gestión de Rubiales en este asunto ha obtenido 120 millones de euros para los próximos tres años de Arabia Saudí –lugar donde se celebrará esta competición- y es la única razón para llevar este torneo protagonizado por equipos españoles a un país que no tiene nada que ver con nuestra cultura ni con nuestro deporte. 
Real Madrid, Atlético de Madrid, Barcelona y Valencia serán, en principio, los cuatro equipos participantes. Los tres primeros recibirán nueve millones cada uno mientras que los levantinos obtendrán poco más de dos millones. Este reparto ya ha propiciado el malestar de los valencianos, que han reclamado un “árbitro externo” para corregir las desigualdades que se observan. En caso de que los de Lim no vayan a Arabia, el Betis ya está esperando. Pero irán, pocas dudas albergamos acerca de ello. A pesar de que los emparejamientos ya están hechos, el sorteo ha dejado un considerable malestar tanto deportivo como social. En el ambiente flota el capricho de Rubiales de llevar este torneo –que por primera vez disputan cuatro equipos y que, con este criterio, podrían disputar todos los que el presidente federativo quisiera- a Arabia Saudí, lugar en el que algunos se han dado cuenta ahora de que no se respetan los derechos fundamentales de las mujeres. Rubiales, sin embargo, todavía no lo sabe y  con esto quiere “ayudar a modificar algunas discriminaciones”. 
De Butragueño decía textualmente José María García: “Ni una mala palabra, ni una buena acción”. Una frase profética porque treinta años después el otrora “Buitre” sigue coherente a la misma y así ha quedado claro después de sus opiniones sobre la Supercopa, en las que no fue capaz de ser mínimamente sincero y coherente y quedó como un verdadero hipócrita. 
El año pasado esta competición se disputó en Tánger (Marruecos), otro país que tampoco respeta los derechos humanos. ¿Y qué se logró? Es preocupante la tendencia de Rubiales por ofrecer partidos de los equipos españoles en países de regímenes cuanto menos dudosos. Pero, como adorno, se está estudiando que las mujeres saudíes tengan la posibilidad de acudir a los estadios a la localidad que quieran, acompañadas o no por “custodia” masculina. Las últimas imágenes que recordamos son las del Mundial de Atletismo de Qatar, en las que sí permitieron a las mujeres acudir al estadio, pero “castigadas” en un rincón del recinto deportivo y tapadas hasta las cejas.
Muchas voces han surgido contra la gestión de Rubiales, que cada vez se parece más a la de un determinado político nacional por la cara dura que le echa a sus decisiones. 
En este sentido, una de las declaraciones que más ha llamado la atención ha sido la de la futbolista coruñesa Vero Boquete. “Arabia Saudí es un país agresor de mujeres y que vulnera los derechos humanos”. Y la que en su día quiso “apuñalar”, presuntamente, a su seleccionador dio una lección de moral y añadió: “No todo vale. Si en el fútbol hablamos de valores, tenemos que ser coherentes con ello”, explicó.
Lo que queremos decir con todo lo expuesto anteriormente es que Rubiales ha tomado también el camino de los dirigentes de la FIFA y de la UEFA, cuya principal característica es su reverencia ante el dinero, venga de donde venga.  La Supercopa de España es la única competición que autoriza la UEFA para que se dispute fuera de nuestro país. En cuanto el organismo continental abra su mano, nos tememos que alguna competición más se celebrará fuera de nuestras fronteras. Pagando, ¡eh!

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