Seamos claros, una gozada saberse que el Depor juega el sábado sin la ansiedad sabiéndose salvado. Buena oportunidad para el equipo de Pepe Mel de sacudirse la tensión y afrontar el último duelo de la temporada con ganas de agradar y ofrecer un buen partido a sus aficionados ante un adversario que, una vez que el tal Setién dijo que se iba, viene sesteando en este tramo final de campaña.
Después del sábado empieza el trabajo. La plantilla tomará vacaciones, que seguro que las disfrutará al máximo porque algunos jugadores parece que ya están rodados del poco esfuerzo realizado sobre el terreno de juego, mientras que el cuerpo técnico y la dirección deportiva deberán ponerse las pilas para diseñar la próxima campaña liguera, si Tino Fernández y su consejo de administración depositan su confianza en ellos, que todo hace indicar que tiene trazas de que será así, salvo sorpresas. Todo es posible.
El papel jugado por Richard Barral y sus colaboradores en la parcela técnica está siendo contestado claramente, a la vista están los resultados obtenidos.
De Pepe Mel sorprendió los bandazos que fue dando, amén de lo poco afortunado que estuvo en sus declaraciones al dejar en entredicho el crédito ganado en sus primeras acciones como máximo responsable del banquillo.
Pues bien, ahora es el consejo el que deberá tomar la palabra. Confirmar al támden Barral-Mel y esperar que con en esa decisión afinen para que ir a Riazor no sea un suplicio. Ese debe de ser el gran objetivo que se debe marcar los responsables de diseñar la próxima campaña y acertar con fichajes y despidos.