Noventa minutos, lo que dura un partido, es lo que tiene que competir el Deportivo. Sin lagunas, sin altibajos, sin concesiones. Hasta que no puedan con las piernas.
El entrenador mandó unos mensajes muy claros en la rueda de prensa posterior al encuentro copero. Más que evidentes. Habló de que una cosa es tener una idea o noción ce cómo es un jugador y otra bien distinta el encontrártelo delante de ti, en vivo y en directo.
Mencionó la intensidad sin balón, la forma de defender ‘personal’. Se centró en sus futbolistas y les exigió más.
Por mucho talento y calidad, que las hay en la plantilla, si los jugadores blanquiazules no se emplean a fondo no hay nada que hacer. Hay que correr. Con cabeza y con criterio, pero hay que correr.
El gran trabajo que tienen por delante Cristóbal y Manjarín es activar al equipo para que no se pase dos tercios de partido en las berzas
Los noventa minutos de mañana serán la evidencia y la constatación de cómo están las cosas, de qué momento atraviesa cada jugador.
Todos nos apuntamos a las palabras de Lucas Pérez (uno de los que corre que vuela; ahí no hay dudas). Pide tranquilidad al entorno para devolverle la moneda a la UD Las Palmas en forma de victoria deportivista.
Todos lo firmamos, pero Lucas sabe que hay elementos en el plantel que, por una u otra razón, no son fiables, sobre todo a la hora de defender un resultado o cerrar un partido. Ese es el gran trabajo que tienen por delante Cristóbal y Manjarín, activar al equipo para que no se pase dos tercios de encuentro en las berzas porque, sí, los partidos duran noventa puñeteros minutos.