El Real Madrid echa el cierre en Liga a un 2018 en el que no luchó por el título de la pasada edición y ha firmado un mal inicio del presente curso, recibiendo antes de encarar el Mundial de Clubes, a un Rayo Vallecano necesitado de una alegría que asiente el proyecto de Míchel en el regreso a la elite.
Instalado en una montaña rusa de emociones, sin continuidad en los buenos resultados y el juego, el Real Madrid necesita un triunfo frente al Rayo que deje en el olvido la derrota más amplia en su historia en Liga de Campeones en el estadio Santiago Bernabéu. El 0-3 encajado ante el CSKA, deja pese a tener la clasificación a octavos ya sellada como primero, un borrón en una temporada irregular.
Con Santiago Solari al mando suma ocho victorias en diez partidos, pero las dos derrotas han sido sonoras, por tres goles de diferencia frente a Eibar y CSKA. La última dejó silbidos del madridismo a jugadores como Isco y Marcelo, lo que provocó la petición de unidad y fe en el equipo.