Rusia dio este año un paso de gigante para reinsertarse en el deporte mundial tras tres años de ostracismo con la rehabilitación de su agencia antidopaje, aunque un nuevo obstáculo surgido el pasado viernes introdujo un factor de incertidumbre que no se resolverá al menos hasta el 14 de enero.
La misión de la AMA que fue autorizada a acceder a los datos del antiguo laboratorio de Moscú “no pudo llevar a cabo su misión en el plazo prescrito” de forma satisfactoria, después de que las autoridades rusas exigieran que los equipos empleados por los inspectores estuvieron homologados en ese país. Un requisito que en las reuniones preparatorias no se había mencionado.
Tras la apertura de un nuevo tira y afloja entre la AMA y entre el ministerio ruso de Deportes sobre los procedimientos para continuar con las comprobaciones, el equipo investigador que encabeza el español Toni Pascual se reunirá el 14 y 15 de enero para determinar si puede considerarse que los rusos han cumplido con la condición de abrir los archivos a la AMA y, por tanto, su agencia antidopaje (RUSADA) puede considerarse rehabilitada.
Este nuevo tropezón en la reinserción del sistema ruso se suma a la sospecha que sigue pesando sobre algunas modalidades, como el atletismo o el biatlón.
Diez sospechosos más
La investigación por dopaje abierta a mediados de diciembre contra cinco biatletas y cinco funcionarios rusos demostró que el proceso de reinserción será arduo, en gran medida porque a Rusia ya no le vale con ser honesta, sino que también debe parecerlo.
El momento fue inoportuno, ya que a finales de noviembre había llegado a Moscú la misión de la AMA que debía acceder al laboratorio de Moscú.
El equipo de Pascual tenía como cometido analizar las muestras en poder del laboratorio, implicado en una supuesta trama para encubrir los positivos de los atletas rusos comparable a la de la desaparecida RDA, para detectar supuestas violaciones.
Entre los criterios que debe cumplir la RUSADA figura que todas las pruebas de dopaje que despierten sospechas deben ser reexaminadas antes del 30 de junio del próximo año.
Rusia bien puede cruzar los dedos, ya que cuando la AMA decidió dar una oportunidad a Rusia en septiembre lo hizo contra la opinión de la Comisión de Atletas de la IAAF, que no acaba de fiarse de los rusos; ignoró la decisión de la AMA y decidió mantener hasta junio de 2019 la suspensión que pesa desde finales de 2015 sobre la Federación Rusa de Atletismo (FRA), cuyo presidente, Dmitri Shliajtin, admite que el primero de los requisitos “llevará algún tiempo”, mientras que los 2,7 millones que Moscú adeuda a la IAAF son un problema sin solución a corto plazo.