El keniano Eliud Kipchoge dinamitó el muro de las dos horas en un maratón (1h59:40). Una hazaña que hace trizas una de las fronteras psicológicas más legendarias del atletismo y del deporte en general.
El atleta, de 34 años, ha comparado en repetidas ocasiones la consecución de ese hito con la llegada del hombre a la Luna hace justo 50 años, con romper una barrera infranqueable. Pues bien, al romper a la carrera ese legendario muro, Kipchoge “aluniza” en la historia del atletismo.
“Hoy hemos ido a la Luna y regresado a la Tierra. No tengo palabras por todo el apoyo que he recibido de todo el mundo”, dijo el atleta africano sobre una marca que quedará para la historia. Todo ello pese a que su tiempo no contará como oficial para la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), ya que el corredor contó con ayudas externas no permitidas en competición oficial.
Las ‘ayudas’
El fondista, récord mundial de maratón (2h01:39), fue el protagonista de una carrera hecha a su medida, “Ineos 1.59”, que fue también un gran acontecimiento publicitario que canonizó a Kipchoge como un icono global.
Entre esas ayudas se contó un vehículo cortavientos que le marcaba el ritmo, un ejército de 41 “liebres” que le apoyaban, un avituallamiento en movimiento. Incluso parte del circuito, llano, estaba recién asfaltado para evitar irregularidades.
El maratoniano más rápido de la historia reventó el crono al completar los 42.195 metros a una velocidad más propia de un sprint, con una media de 17 segundo por cada 100 metros, 2 minutos 50 segundos por cada uno de los más de 42 kilómetros.
El maratoniano también contó con unas zapatillas, las Vaporfly de Nike, controvertidas por su efectos amortiguador. En la prueba tampoco se establecieron pruebas antidopaje, pero, al tratarse de atletas profesionales están sometidos a los controles por sorpresa de la Agencia Mundial Antidopaje.
La propia IAAF, que no homologa la nueva plusmarca, felicitó a Kipchoge en su cuenta de Twitter.