El Girona consiguió este domingo una victoria balsámica en Montilivi al imponerse al Sevilla por 1-0, con gol de Portu, con lo que sale de los puestos de descenso y lastra las opciones de Champions del cuadro de Joaquín Caparrós.
Tras once encuentros sin ganar como local, el equipo de Eusebio Sacristán se hizo acreedor a un triunfo imprescindible que le coloca con dos puntos de ventaja respecto al Valladolid, que marca ahora el descenso.
Para el Sevilla, que sabía que uno de sus rivales por la máxima competición europea, el Valencia, había perdido, el choque de Girona fue otra estación más en su calvario lejos del Ramón Sánchez Pizjuán y no fue capaz ni siquiera de puntuar. Además, perdió para el choque del próximo viernes ante el Leganés al argentino Ever Banega, su cerebro, por roja directa.
Conscientes de la necesidad de frenar la pésima racha que les martirizaba, los pupilos de Eusebio Sacristán, que el miércoles, un día después de que el Girona encajara la sexta derrota seguida al perder contra un rival directo como el Valladolid, fue ratificado como entrenador del conjunto de Montilivi, fueron superiores al Sevilla desde el pitido inicial.
Obligaron al cuadro de Joaquín Caparrós a esperar sus oportunidades para salir al contraataque. De una de esas vertiginosas transiciones nació, de hecho, la primera ocasión clara del encuentro. Fue en el minuto 13, cuando Munir El Haddadi se plantó solo ante Bono, aunque el guardameta marroquí estuvo más acertado en el uno contra uno. El rechace lo recogió Wissam Ben Yedder en la frontal del área, pero su remate salió rozando el palo derecho de la portería de Bono.
Lejos de asustarse, de venirse abajo, el Girona, resiliente, hizo gala de su orgullo, de su amor propio, y continuó acercándose con peligro a las inmediaciones de Tomas Vaclik, que, con intervenciones como la que protagonizó en el minuto 22 para desviar a córner un potente cabezazo de Bernardo Espinosa, se erigió en el futbolista más destacado de los sevillistas en el primer acto.
Buenas sensaciones
El espigado central colombiano, que jugó en la cantera del conjunto andaluz, volvió a intentarlo pasada la media hora de juego, cuando estrelló otro remate de cabeza en el larguero. La exhibición de determinación del Girona se acentuó en la segunda mitad. Rebelándose contra el gris presente que le atormentaba, contra la estadística que indica que ninguno de los equipos que a lo largo de la historia de LaLiga han encadenado más de diez partidos como local sin ganar.
Estuvieron a punto de lograrlo por mediación de Muniesa, que en el minuto 53 inquietó al arquero checo del Sevilla con un disparo ligeramente desviado. Y acabaron celebrándolo en el minuto 61.