Después del exitoso debut en la máxima categoría, con empate (7-7) en la pista del CP Vic, cuarto clasificado de la temporada precedente, el Liceo se estrenó como local el 23 septiembre de 1979. Y lo hizo con victoria, por 4-2, frente al que precisamente será el próximo rival de los verdiblancos, el CE Noia. El primero de muchísimos triunfos.
Con la Polideportiva de Riazor 1 llena incluso por encima de sus posibilidades, Font abrió el marcador tras ser asistido por Gallart. Cuatro minutos más tarde, en el once, Alberto Areces igualaba con el primer gol de la historia verdiblanca en un partido de División de Honor como local.
El conjunto catalán, que en la primera jornada había vencido por 5-3 al Arenys de Munt, se vio frenado por el meta Jordi Canet, que abortó el 1-2 en varias ocasiones. Campos hizo un par de ajustes en su equipo y los cambios funcionaron. Primero fue Antonio Gomes da Costa quien perforó la meta defendida por Tamburini, después de una buena jugada de Areces. Pero cuatro minutos después –otra vez– volvía la paridad al marcador, de nuevo de la mano de Font. Tres después, en el 22, Carlos Gil devolvía la delantera al conjunto coruñés.
Mejor juego, menos gol
Con el 3-2 arrancó la segunda mitad, donde el Liceo ofreció una versión muy mejorada. Areces y Carlos Gil movían al equipo desde atrás y los gemenos Gomes da Costa, Antonio y Fernando, desarmaban la defensa visitante, aunque fue de nuevo Gil, cuando tan solo habían transcurrido dos minutos, quien hizo el que sería 4-2 definitivo. Unos guarismos que ya no se moverían por la excelente actuación de Tamburini, quien impidió una victoria liceísta más holgada.
El triunfo colocaba a los de José Manuel Campos en la quinta posición de la tabla clasificatoria. Un éxito que ponía de manifiesto que la Poli de cemento se había quedado muy pequeña para un equipo que crecía semana a semana.
El 4 de noviembre, el Liceo se despedería de su recinto primigenio por la puerta grande: venciendo por 5-0 a otro histórico, el Voltregá. Por la puerta pequeña, derrota por 2-4 contra el Cerdanyola, entraría en el Palacio de los Deportes de Riazor, pero en cambio saldría muchas veces por la grande de nuestro particular Teatro de los Sueños.