Han pasado ya dos décadas desde la mejor etapa del Compostela, aquellos maravillosos años en Primera División. El equipo santiagués lucha ahora por regresar a Segunda B. Y en la eliminatoria final se verá las caras con el Salmantino, heredero de la extinta UD Salamanca, otro histórico de Segunda y Primera que vivió su última etapa en la máxima categoría también en los noventa.
Desbordados todavía por la euforia de la remontada contra el Terrassa del pasado domingo en Lázaro, jugadores y cuerpo técnico del Compos recibieron ayer la noticia de su último rival en la fase de ascenso con optimismo moderado. El Salmantino es el cuarto clasificado de Castilla y León, pero es un equipo diseñado para ganar la liga y lograr el ascenso a la categoría de bronce.
Hay un nombre clave en el club castellano-leonés. Es el del mexicano Manuel Lobato, mecenas deportivo en su país y ahora también en Salamanca. El empresario compró el mítico estadio Helmántico y los derechos del Salmantino, le cedió el terreno de juego y a cinco jugadores ‘aztecas’ además de un paraguayo.
El nuevo rival del Compos está formado por una plantilla profesional en Tercera. Cuenta con muchos jugadores con experiencia en Segunda B y aspira a dar el salto tarde o temprano. Mejor antes que el Unionistas, club rival y formado por aficionados de la desaparecida UD Salamanca. La batalla en liga la ganó el Unionistas, campeón castellano-leonés. Y en el ‘playoff’ los dos equipos han alcanzado la última ronda. 
En lo futbolístico, el equipo no  se ha resentido tras la baja de Martín Galván, delantero y fichaje estrella que pasó a la historia por ser el futbolista más joven en debutar en la Primera mexicana. Su sitio lo ha cubierto con éxito y goles (16 en 20 partidos) Murci, incorporación en el mercado de invierno.
El Helmántico ha vivido ya dos tardes de gloria con alrededor de 5.000 espectadores. Y el domingo ante el Compos espera rebasar las 6.000 entradas vendidas.